Tuesday, December 06, 2005

cefadroxilo, ibuprofeno y oxolamina

Enfermedad... enfermedad. Hace mucho que no me sentía tan mal físicamente. Esa sensación del cuerpo cortado, las palabras gordas que raspan la garganta, la fiebre helada y la sensación de no contar con las fuerzas para llegar a la esquina eran terreno ya no visitado, aduana en la que no pagaba peaje. Pero me llegó. Y violentamente. He dormido más de lo acostumbrado (siete horas diarias) y casi no he comido nada. Me arrastro de la cama a la sala, me tiro, veo el arbolito, me duermo, vuelvo a despertarme y me da cosa tanta vida allá afuera.
Eso me pasa cuando me enfermo, cuando paso frente a los hospitales y pienso que en algún momento los enfermos y enfermeros mirarán por las ventanas a ver la inmensa ciudad que late allá afuera con su tráfico, vendedores de tamales y atoles, oficinistas apresurados y chicas que hablan por celular mientras conducen sus chevys. Pero ¿me he detenido? No. Me entra junto con la enfermedad la presión de lo que tengo que hacer: ILCE, Fundación, reportes de ciertas lecturas, preparar la última clase del INEA, acabar El Buscón de Quevedo...
Sólo hoy tengo un itinerario de: Panamericana-Tv Azteca-Col. Juárez-TvAzteca-Col. Juárez-Reforma y Tíber-Panamericana. Y mientras sigue la tos, las ganas de no ver a nadie ni nada. Y veo mi receta médica que dice: T.A 110/70 F.C. 80x F.R. 20x Temp. 36 Peso. 94. I.D. 175. Edad. 28 años. En otra parte dice. Dx + FAB + tos + asma. Tomar cefaxodrilo, Ibuprofeno y Oxalamina.
Ayer me acordaba que, de niño, por el asma, en una ocasión una enfermera al ponerme el suero me rompió cuatro venas. Dos en las manos y dos en los brazos. Mi madre estaba histérica contra la susodicha. Al final me dijeron: ¿dónde te ponemos la siguiente inyección? En el pie o en el cuello. Tendría como diez años así que temblé ya no por el asma ni por mis cuatro venas reventadas. Todavía recuerdo cuando la aguja fría y delgada se incrustó por mi tobillo. Y ayer recordaba eso cuando la doctora Claudia me preguntaba: ¿Inyecciones? Y yo: Nunca jamás. Le conté la anécdota y dijo: ah... eso es bien común. De niño las venas son mas delgadas y con la fiebre las paredes se vuelven más delgadas aún. Así que es común romperlas. Lo dijo con una tranquilidad que como sea no me convenció: pastillas, le dije, deme pastillas.
Es martes y sigo enfermo.

3 comments:

rojo uno said...

compañero de padecimiento, también tuve asma en la niñez.
espero que te sientas un poco mejor. terminé de leer tu libro, platicamos después. saludos

Anonymous said...

Recordé que en la película de "Capulina corazón de león" (creo que era en esa), Capu decía que todo lo que terminaba en -ina- era medicina. Nada qué ver mi comentario pero es algo que vino a mi mente.

Así me sentía el domingo pasado justo antes de mediodía al iniciar mi vagancia por las calles de Monterrey. Lo bueno es que tengo una amiga que es doctora y me empastilló tanto que me sentí mucho mejor en poco tiempo. Quiere intoxicarme con un montón de medicamento pero no me he dejado.
A mí me gustan las inyecciones.
http://www.fotolog.com/lilievil/

Unknown said...

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