Yo me resistía a acompañarla. Pensaba que era lo mejor, que ella fuera con sus amigas a buscar su vestido de novia. ¿Yo qué sé de vestidos de novia? El encaje aqui, el encaje allá, la cola larga y el velo corto, la crinolina. Caminamos, no mucho, pero sí, recorrimos la calle de Chile desde Tacuba hasta el deportivo en la Lagunilla. Vendedores de churros, qusadilleras, vendedores de ropones y jubones para primera comunión y maleantes nos salían al camino. Y los vestidos blancos, de novia, se alejaban, blancos, aburridos algunos, terribles otros y bonitos los demás. Pero el presupuesto, bueno, dejaba cosas fuera. Ella se probó varios pero yo no los vi. Me quedaba en las aceras escuchando al Ipod y busgueando entre frituras para ver qué comer. Entré a tiendas de vestidos de novia comiendo elotes o esquites y miraba a las otras chicas que tambien buscaban vestidos. Iban en bola, armando relajo, con las miradas ansiosas. De un rápido repaso negaban, enjuiciaban y se iban.
Ah, los vestidos de novias.
Ayer, creo, finalmente encontramos uno que "nos" gusta.
Ya quiero vérselo puesto el día de la boda.
2 comments:
¡Estaban tan cerca de mi casa!
Les debo seis películas.
¡Cuando los veré! Dile a O que no me excluya, yo los recuerdo siempre.
Alma Ly
Muchisimas felicidades.
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