Sunday, January 25, 2009

Mi Moleskine

Que me han hecho un estupendo regalo. ¡Una moleskine! Ah, banal que soy, pero me parece un estupendo regalo. De hecho, hace mucho que no recibía una regalo. Ok, no me tragué toda la publicidad que viene en la libreta, que si Hemingway, que si el arte, que si la bla bla bla bla... Pero es mi moleskine. Ahora sólo me falta una pluma que no sea BICK (no tengo nada contra ellas, que de muchos apuros me han sacado) y podré sentirme en paz.
¿A qué ciudad de México me recomendarían irme a vivir? Quiero una ciudad tranquila, donde pueda llegar y poner algun negocio rejalado, donde no ande batallando con tránsitos, policias y narcos, una ciudad al menos con algún río y donde haya cosas por hacer con la promoción cultural y no esté amafiado tan pronto, ni tenga sus caciques literarios tan llenos de frustración y vacíos de obra. ¿Qué ciudad me recomiendan? Había pensado en Tehuacán, también un poco en Xalapa, pero ahí no se cumplen los dos puntos finales de la lista. ¿Aguascalientes? No lo sé. Querétaro... podría ser, pero no. ¿Cuernavaca? Ah, sin duda, me gusta Cuernavaca. ¿Chilpancingo? jajajaja. Monterrey... no, no, ahí hay demasiada mafia y penden varios vetos culturales sobre mi cabeza sólo porque ya no vivo ahí, como se han encargado de decirme varia gente... ¿Guadalajara? Ah, podría ser Guadalajara. ¿Y si vendo todo y nos vamos al extranjero? Mmmm, no lo sé, no me gusta que me maltraten y sean racistas conmigo. Así que, ¿qué ciudad me recomiendan?
Yo entiendo cuando los padres quieren lo mejor para sus hijos, usando sus palancas para posicionarlos en los trabajos. Pero lo que no entiendo es cuando los hijos se aprovechan de eso. ¿Se sienten tan incapaces como para no lograrlo sin la amistad del padre con la jefa o el jefe en turno?¿Y todavía dan grititos de felicidad? Aunque también están los que dejan en el pasado su gloria pasada y se dedican a hacer secuestros a sus compañeros, como un chico, primera base, campeón en Williamsport, regio para no variar, que a los 23 años ya fue capturado por andar de secuestrador. La verdad es que no vale la pena hablar de lo jodido que está el mundo, esas sensación lacrimosa y rara que te da cuando un tipo admite campechanamente que disolvió 300 cadáveres en tambos de ácido. Si sólo de recordar esa escena en Robocop cuando el policia robot mata a los malos dejándoles caer ácido dentro de su camioneta... arrgggg. En suma, sí vivimos en un mundo triste. Pero imagino que siempre ha sido así. La maldita idea de la democracia y la libertad que nos ha engañado tanto.

Friday, January 23, 2009

Estos días traigo una hueva espantosa. Como que aún no me repongo de las navidades. No le veo el caso a muchas de las cosas que hago, pero vamos, las hago para mantener la estabilidad emocional. Imagino que sucede. Muchas veces uno sigue sólo por la inercia. Hace tiempo, me dijeron de una buena amiga que "ella brillaba". Me quedé pensando si yo brillo o algo parecido y a menos que tenga pilas, creo que no. Pero, bueno, no siempre se puede andar radiante por la vida. ¿O sí?

Tuesday, January 20, 2009

Las cosas no eran mejor entonces, pero yo tenía mi cuartito con techo de lámina, mi pequeña sala, mi escritorio y mi computadora donde escribía, según yo, una novela importante, mis dos libreros con mis primeros doscientos libros, además de una televisión y una videocassetera, sí, videocassetera donde algunas noches vi Star Wars o El lado oscuro del corazón. Y las cosas no, no eran mejor entonces pero tenía intactos a mis vivos. No me faltaba nadie. Todo estaba en paz.

Saturday, January 10, 2009

En Venado

Siempre me han gustado las mañanas frescas, las que tienen una sensación casi helada que te abraza el cuerpo mientras recorres un patio. Mañanas así he tenido pocas, porque el aire frío de Monterrey cuando es frío no se anda con contemplaciones y ahora, el aire del D.F. es apenas frío, apenas tibio. De las mañanas a las que me refiero son aquellas en las que viene no sólo la temperatura al encuentro con uno, sino también los olores y los ruidos. De las pocas que he sentido así fueron en Venado San Luis Potosí, donde está el ombligo de mi familia. Habíamos ido a visitar a una tía y su hija. Cuando íbamos nos dejaban siempre unas camas altas y mullidas con cabecera de barrotes de latón. Me gustaba mucho desyunar en esa casa y contemplaba con gusto la forma como la tía encendía la estufa de carbón. Buscaba de entre las cenizas alguna pequeña braza y al hallarla le soplaba despacito mientras iba colocando un poco más de carbón o papel. Al poco tiempo ya estaba listo el fuego y mi tía dejaba caer encima una parrill negra a causa del uso y encima ponía los sartenes de peltre descascarados por todas partes y echaba a sofreír los huevos con una jugosa salsa verde. Había en esa casa una pequeña troje con piso de tierra y en el que se amontonaban carbón, un cuadro de alguna bicicleta infantil de mi prima y curiosamente, también juegos de mesa que mi tío le había comprado a mi prima en sus no pocas estancias en Monterrey. Y el patio, el patio era lo mejor, bardeado, con dos solares, uno lleno de flores cuyo nombre y cuya memoria no me alcanzan para dilucidar y árboles rodeados por breves caminos de adoquines. En el solar contiguo el jardín había sido tomado por la naturaleza y crecían aquí y allá berbechos, mezquites, ralos árbustos resecos, nopaleras dispersas y al fondo, creando una valla de la que no me animé a cruzar, había una hilera de cactáceas tan verdes que estallaban y coronadas por espinas en todas partes. De la nada, estar en ese patio, no este último, sino el primero, mientras veía a mi prima vender leña a un vecino, resultaba una experiencia de paz con el frío que barría los adoquines, el olor de los huevos que salía de la cocina y el zumbido de algunas abejas. La mañana estaba clara. El sol aún no se veía sobre nuestras cabezas y por entre la puerta entreabierta del otro solar se alcanzaba a ver la valla de nopaleras. Y yo me metía a la cocina donde ya me esperaba mi abuela y mi tía con los demás. Ahorita tengo cayéndose en mi boca la sensación calientes y gorda de las tortillas al comerlas.

Monday, January 05, 2009

Comida... comida... comida

Dos semanas después de andar en el rancho vuelvo con algunos kilos de más. No es para menos. A cuanta casa a la que fuimos nos daban carne asada, frijoles a la charra y tamales. Eso, aunado a las nieves Sultana (¿verdad que son de lo mejor?), a los platitos de menudo, a las tortillas de harina, tacos mañaneros, a la barbacoa de res, a las papas asadas, a las hamburguesas y malteadas del Carl´s (sé que hay acá, pero allá en Monterrey la nostalgia les da un sabor inigualable), a los tacos nocturnos de bistek y otras linduras, sólo por mencionar alguna hicieron de este viaje algo nada cursi pero sí muy rudo. Ah, ya volveremos pronto. Qué bueno fue verlos a todos y todas y tod@s. De mi lista, lo único que faltó fueron los tacos Pipe, pero un amigo me dijo que ya no saben tan ricos como antes, ahora ya sólo son de bistek y no de gato. Ajúa.