Tuesday, May 27, 2008

Recordar

Me gustan mucho los post de Miguel Angel. Siempre encuentras en ellos una invitación a la nostalgia y una sensibilidad hacia lo que se va, hacia lo que se está yendo, peor aún, hacia lo que se nos irá. En su último post sube una fotografía de él cuando era pequeño y rememora un viaje hacia el sur. Miguel Angel está en la playa y el mar atrás de él. Se pregunta ¿qué niño era yo que todavía me recuerdan mis familiares? Y luego sigue contándose, porque el blog de Miguel Angel es aún de los pocos que sólo se cuentan así mismos. Luego da la impresión de que hay blogs que son ruidosamente llamativos, que le dicen al visitante, "léanme, léanme, fíjense quién soy yo", como si ser en la red es en realidad existir. Pero, el blog de Miguel Angel, a veces, me parece que aunque sigue con el mismo juego de mostrarse al mundo, siempre termina, en el fondo, sólo mostrándose a sí mismo. Miguel dialoga con Miguel. Eso es lo que me parece más importante. Es un hombre que habla sobre cómo se entiende y sobre todo, sobre cómo no se entiende. Tal vez por eso Miguel es mi amigo, lo considero mi amigo. Últimamente confío y aprendo de quienes ven la vida con esa interrogación y desconfío profundamente de quienes marchan con las banderas claras, las metas precisas y el desenfado de quien sabe que todo está bajo control. Hoy quería postear algo sobre mi cumpleaños, la cena, el pastel, pero luego de leer a Miguel Angel me di cuenta que no era importante. Cumplir años no es importante. Tal vez ya sólo lo sea el recordar y dudar.

Saturday, May 24, 2008

Como ando de soltero estos días me he dedicado a no hacer nada. De por sí, no hago mucho, pero estos días, menos. Anoche me dieron ganas de platicar y busque al Hipo, llegamos a cenar unas burguer de arranchera que estában muy buenas y mientras las esperábamos el gordo se chingó dos taquitos de cochinita.
Lo curioso no era eso, sino que, mientras esperaba la hamburguesa y al gordo, empecé a ver bien a la gente a mi alrededor y entonces descubrí que casi todos iban con perritos minúsculos amarrados, literalmente, a sus pies. Los perritos olisqueaban, sacaban la lengua, se miraban entre ellos, solo un par ladró.
Y luego pasó más y más gente con sus perritos. Aquello parecía un desfile de coches tuneados. Iban los animales con sus gorros, con sudaderas blancas, con sus ojillos rabiosos y las hamburguesas, ni salían.
Luego nos fuimos a casa del flaco. Comimos mermelada de lichis con galletitas y refresco pascual mientras el flaco hacía amagos de preparar un chilorio. Hablamos y hablamos, un tema saltó a otro, de un libro pasamos a otro, así se fue rápido la noche. Cuando menos me di cuenta, ya era la una y volví a casa. Hoy tengo que trabajar en un libro sobre el catolicismo... ni hablar.

Thursday, May 22, 2008

Lo que me gustaba

A mí me gustaba mucho la música grupera. Hubo una temporada que me sabía de memoria más letras de canciones que poesías. Mis preferidas eran las rolas de La Mafia, algunas del grupo Mazz y sobre todo, de Los Tigres del Norte. Soñaba, en aquella época, con asistir a un mega concierto grupero de los que se hacían hace tiempo con frecuencia en la Expo. Esos días previos al concierto eran de cantar "no, no te olvidaré, aunque pase mucho tiempo, no te olvidaré" y "quiero, que me recuerdes, con la canción que nos hacía callar, esa, que nos decía, que nuestro amor algún habría de acabar" o "dónde está la banca, del parque de enfrente, donde yo vivía... dónde está la casa..."
Pero nunca fui a un concierto. Siempre vi a mi primo Pepe que iba, pero yo, por convencionalismos religiosos, nunca pude ir. Ahora no sé si sería lo mismo, porque las canciones ya no me gustan tanto. De hecho, huyo de los conciertos con singular alegría. Aunque, últimamente huyo de todo lo que tenga que ver con ver a más gente o con hacer cualquier tipo de vida social. A mis 30 me encuentro feliz si voy solo al cine o si voy solo manejando.
Pero este fin de semana que veníamos de Monterrey (qué viajecito nos tocó, un tipo nos quiso sacar de la carretera, un federal no ayudó (multándonos, claro), nos llovió todo el camino desde Matehuala hasta San Luis), por alguna equivocación, la radio alcanzó una frecuencia grupera. No sé en qué parte, ni entre qué montañas, y apareció mi canción favorita de La Mafia. Claro, me puse a cantarla mientras el horizonte poco a poco se iba tiñendo de un azul oscuro y la carretera se perfilaba aún, larga, ancha y ajena.

Thursday, May 15, 2008

Voy a cumplir años estos días. Esta semana que viene. Descubro que muchas de las cosas que antes me interesaban, ya no me interesan. Es como estar en el cambio de piel, pero aún no alcanzo a distinguir de qué será está nueva piel, si más resistente, más anfibia o de mamífero nuevo, o de ave. Este proceso lleva ya, varios meses. Y yo me resisto a mi antigua piel, me aferro a ella, a no sentir el frío, a no quedarme desnudo. Tal vez no reconozca ni me gusten mis nuevas escamas, pero es un hecho que las viejas son un lastre, pero ¡son con las que he vivido tanto tiempo! Sólo veo a los otros irse directo a su perdición o su aparente éxito.
Y yo, bueno, ya.
Ah, ya otro cumpleaños.
Y me acerco a él con toda la abulia posible. Insospechada.

Sunday, May 11, 2008

Mi gata Nadja está dormida. Se le sume la panza en cada respiración Está acostada de lado y usa una de sus patas como almohada. No parece importarle que está acostada sobre uno de los tubos que sirven de pedestal a la lámpara. Por lo demás, este domingo es impensablemente tranquilo. A veces suena la alarma del carro pero no pasa nada.

Monday, May 05, 2008

Qué vida la de Nadja.
Come.
Duerme.
Toma el sol.
Se afila las uñas en los costados del sillón.
Si la comida no le cae bien, la vomita.
Tira pelos.
Yo sólo miro y suspiro.