Saturday, May 24, 2008

Como ando de soltero estos días me he dedicado a no hacer nada. De por sí, no hago mucho, pero estos días, menos. Anoche me dieron ganas de platicar y busque al Hipo, llegamos a cenar unas burguer de arranchera que estában muy buenas y mientras las esperábamos el gordo se chingó dos taquitos de cochinita.
Lo curioso no era eso, sino que, mientras esperaba la hamburguesa y al gordo, empecé a ver bien a la gente a mi alrededor y entonces descubrí que casi todos iban con perritos minúsculos amarrados, literalmente, a sus pies. Los perritos olisqueaban, sacaban la lengua, se miraban entre ellos, solo un par ladró.
Y luego pasó más y más gente con sus perritos. Aquello parecía un desfile de coches tuneados. Iban los animales con sus gorros, con sudaderas blancas, con sus ojillos rabiosos y las hamburguesas, ni salían.
Luego nos fuimos a casa del flaco. Comimos mermelada de lichis con galletitas y refresco pascual mientras el flaco hacía amagos de preparar un chilorio. Hablamos y hablamos, un tema saltó a otro, de un libro pasamos a otro, así se fue rápido la noche. Cuando menos me di cuenta, ya era la una y volví a casa. Hoy tengo que trabajar en un libro sobre el catolicismo... ni hablar.

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