Saturday, April 26, 2008

De vuelta en Oaxaca... el sol, el calor, las aguas frescas de quien sabe qué, los vistosos colores de máscaras y el hambre... el hambre.

Friday, April 25, 2008

Terremotos

Más allá de la importancia cívica, qué divertidos son siempre los simulacros de terremotos. Hoy hubo uno en la editorial y en dos minutos fuimos evacuados. En junta previa, los jefes editoriales, se habían quejado amargamente de que luego hay gente que no hace bien los procedimientos como apagar sus computadores y ponerse en cuclillas y hoy, fueron los primeros en desacatar órdenes. Se pusieron muy felices a platicar mientras el resto de los ocupantes del pasillo nos poníamos en cuclillas. Ellos hable y hable mientras el ruido de las sirenas golpeaban las paredes de la editorial. Al final, salimos al sol, a las risas, a la onda de calor que por estos días se siente con insólita rudeza en la ciudad. De regreso a nuestros lugares alguien contaba que evadió una lámpara a punto de caer, otro dijo que se asustó cuando se fue la luz y uno más comentó que se había electrocutado con unos cables. Juego, risas. Pero los terremotos, caray. Cada que paso frente a televisa Chapultepec recuerdo las frases de Zabludovsky: Televisa, mi casa, está en ruinas, nada queda de lo que fue. E imagino esa antena derrumbada, los fierros retorcidos, los gritos que emergen entre los escombros, la soledad de quien lo ha perdido todo en un segundo, sean directores editoriales o no.

Monday, April 21, 2008

Fin de semana

Mucho tiempo después, creo, este fin de semana tuvimos algo así como "vida social". El viernes fuimos a bailar con las chicas de infantil al antro que está en contraesquina de donde está la casa. Mucha música todos los fines de semana y en casi dos años no habíamos ido. El lugar, de lujo. Burócratas mal avenidos, gorditos con el dancing en el alma, señoras gordas ligando y de fondo la música guapachosa de un par de grupos cubanos. La regla, consumir mínimo cuatro bebidas por persona. El regalo... tres platillos libres a escoger. Yo comí sopa norteña, que no era más que caldo de pollo, con cebolla y chile, luego, chuletas de cerdo en salsa de tamarindo y al final, un choriqueso que de queso no tenía mucho, ni de chorizo tampoco. Casi al final de nuestra estancia, un par de tipos se agarraron a golpes afuera del lugar. Se desfajaron, se rompieron las camisas, se dijeron de todo, se fueron contra las puertas, la arena estaba de bote en bote y la gente loca de la emoción y el grupo no dejaba de tocar: en esta esquina, pásele para acá. Y nosotros, pues bailando. Al final, uno de los peleoneros entró al antro mostrando el torso desnudo. A O la sacó a bailar un gordito de negro (no fui yo, que iba de café). Otro par se animó a buscar el danseo con Chío y Alice. No pasó nada.
Al día siguiente me fui a Pachuca. Compré pastes, por supuesto. En algún momento de la carretera canté como hacía mucho no cantaba. Iba a todo volumen, a 150 kilómetros por hora, el sol me daba de frente y era feliz. Al llegar al CEUNI ya me estaban esperando y cuando salí sólo traía hambre. Le pregunté a Miguel cuáles eran los mejores Pastes de Pachuca y lamentablemente no pude ir. Compré unos a la salida. Estaban muy buenos.
El domingo, por la noche, en cambio, salimos con los Pérez González. Algo relajado y leve. Comida japonesa, noche sin presiones. Me gustan las noches de los domingos. La ciudad parece callada y ausente. Poca gente aviva los cafés. Poca gente anda en la calle, sólo algunos trasnochadores andan por las banquetas. La ciudad tiene entonces un aire de ciudad pequeña que le sienta muy bien. Imagino que es ese aire de la ciudad en los años 50. Hoy al trabajo. Diez días más y nuevamente, salto.

Saturday, April 12, 2008

Pase a la red

1
La última vez que escribí sobre futbol, un anónimo me dijo que intelectual de pacotilla, a tus asuntos, como si el futbol no sea mi asunto. Lo es desde que sé patear un balón y lo es desde que canto los goles de los Rayados del Monterrey (Tigres, abstenerse de opinar). Lo mismo le pasó a Gabriel Contreras en su blog del periódico Milenio (que me gusta mucho), cuando se dignó a opinar sobre la visita de José Ramón Fernandes a Televisa y al hacerlo, no recordó el nombre de uno de los panelistas (Javier Alarcón) y la gente (en realidad un par o más), se le tiró a matar.
Una vez aclarado el punto (sobre los derechos que me doy para hablar de futbol), deberé de decir que el triunfo del Puebla, el día de ayer, sobre el Veracruz, me parece de justicia divina. No porque el Veracruz haya pagado una culpa, sino porque el Puebla hizo los méritos suficientes no sólo para ganar, sino para quedarse en la primera división.
Entre esos méritos está el haber soportado las agresiones de los seudoaficionados, quienes le lanzaron pedradas al autobús y el presentarse con dignidad y "destos", en la cancha del Pirata Fuente convertido en magma. Ahora, la cuestión es, ¿se salvará el Puebla? Ah... yo creo que sí, sólo si logra dominar la presión del ya merito.
En el mundo del futbol, uno sabe, la presión del ya merito cae el gol, ya merito nos salvamos, ya meritos somos campeones es tan pesada, como ir ganando por un marcador de 2-0.
2
Hablando de ya merito, también están los Rayados. Cambiaron de técnico a principios de temporada (Mizrahi tardó mucho en irse o más bien lo tardaron) y aunque el nuevo DT es Ricardo Antonio Lavolpe, era más que imposible hacerse de demasiadas ilusiones. Y si bien, el sábado pasado le ganaron al Veracruz por la friolera cantidad de 7-2, la verdad es que este equipo está para ver hasta dónde le alcanza. Un campeonato sería un premio excesivo. Yo más bien creo que pasaremos al repechaje. Avanzaremos (ven cómo si puedo hablar de futbol, hasta me apropio de los jugadores) y con suerte llegaremos a semifinales. Los números bastan. En 14 jornadas, Monterrey debería de tener 42 puntos con un porcentaje de 100% invicto, pero suma sólo 17 unidades, algo así como 5 triunfos, dos empates y siete derrotas. (Los resultados han sido distintos, pero es para aclarar el nivel de productividad). Se ha pasado la mitad de la temporada, perdiendo. Así es imposible soñar.
3
La nueva lista de seleccionados es una incógnita, tan incógnita como su entrenador. Chucho Ramírez es una persona inteligente. Si bien hay rumores de que ya se le subió, el simple hecho de un campeonato mundial en su haber era para que, en este medio futbolístico mexicano, tan acostumbrado a perder, Chucho Ramírez no fuera solamente entrenador de la sele, sino algo más. Pero lo relegaron por el penoso asunto Hugo Sánchez, como a unos pocos, en realidad. Ahora, su lista de seleccionados es atípica, con un jugador de primera A, varios jugadores inéditos en la verde y otros que recuperan su nivel. Uno se pregunta qué selección se enfrentará a China, qué estilo de juego habrá. Pero hay que darle, como a todos, el beneficio de la duda. Una selección rara, sin duda.
Colofón
¿Ganará Chivas? No soy chiva ni águila, pero creo que el vuelo del águila (y no la novela porfirista) se dejará escuchar mañana, en el Jalisco.

Tuesday, April 08, 2008

Ayer, por la noche, salí a caminar en la colonia. Hace mucho que no hacía eso, precisamente, caminar en solitario. Me entretuve viendo a los comensales de un pequeño puesto de quesadillas, la forma como la luz de los arbotantes iluminaba a medias los arreglos de una florería. En Alvaro Obregón, me detuve ante la mirada aburrida de la vendedora de periódicos y después me asomé tímidamente al interior de los bisquets Obregón donde la gente cenaba. Una chica de lentes apuraba un chocolate, unos viejos daban cuenta de chilaquiles con carne y la mesera dejaba sobre otra mesa una bandeja de pan donde sobresalían pan con mermelada de piña. Luego caminé de regreso a casa para toparme con varia gente que paseaba a sus perros a esa hora de la noche, y sentí la tranquilidad de Mérida sin el tráfico del día, sin los huercos que salen de la UVM o del Colegio México. El dueño de la panadería, aún a esa hora, tenía el local abierto y untaba con clara de huevo unas empanadas, mientras al fondo resplandecían las vitrinas con esponjosos flanes y gelatinas de variopintos colores. Y luego volví a casa. Antes de llegar, en la esquina donde casi todos los vecinos dejamos la basura, un par de hombres hurgaban entre las bolsas y las cajas de cartón. "Esto es un arte", decía uno, "buscar entre la basura, un arte", mientras el otro hombre se desentendía de las palabras y vacíaba con desparpajo una bolsa negra. Esto es un arte, pensé, simplemente, aprender a buscar.