Thursday, December 11, 2008

Anoche se presentó Diario de las especies, de Claudia Apablaza, acá, en Jus. El buen Tryno anduvo presentándolo. Vino con D y al terminar todos nos fuimos a celebrar a una cantinita en la calle de Cuba. Le digo a un conocido que estaba toda la clica sudamericana en la mesa, además del buen R N, N C, A M, Nicole y MH. Ya había olvidado lo padre que es estar con amigos en cantinas. Eso me hizo recordar que, efectívamente, hace años que no voy a una cantina, me pido unos tequilas, como cacahuates y me integro en la charla. Para mí, la fiesta, o lo más cercano a ella, tiene que ver con el movimiento, ir a un lado, sonreír con alguien, moverme inmediatamente. Me gusta estar en todas partes y en ninguna. Ya había olvidado esta sensación de la música a todo volumen, de las meseres chaparritas o boluditas. Ademas, qué cosa esta de entrar a una cantina y no encontrarte el humo del cigarro. Es como una revelación, jajaja. Pero, así las cosas. Ahora que vaya a Monterrey, procuraré citarme con algunos amigos en varias cantinas, sólo para recordar.

Wednesday, December 03, 2008

Hoy me definieron muy bien: soy una persona que toma las decisiones más complicadas y que no se sabe imponer a los demás. Ya qué le hago, tengo 31 años, creo que ya me jodí.

Tuesday, December 02, 2008

Me dice O que deberíamos de estar muy, muy contentos. Sé que tiene la razón, pero no deja de enfurecerme, sí, de enfurecerme, el saber que mi sueldo se retrasará tanto tiempo. Me gusta mucho el proyecto, la gente, el lugar, las intenciones, pero ya son dos veces que ocurre en menos de cuatro meses. ¿Qué hacer, cuando las plazas de a lo que me dedico son tan escasas y diría también, tan amañadas? En el fondo, a lo que me da coraje, es que me encuentre ya tan amansado. Pero aparte, cómo es que alguien te dice con tanta tranquilidad, sabes qué, esto se va atrasar por esto y lo otro y vovlerse campante, cuando sabes que además, ese personaje sufre el mismo retraso. Es decir, qué acaso no se puede uno reinventar cuando quiera aunque la empresa falle o la dirección en la vida. Creo que en el fondo, lo que me da coraje, es que he ido perdiendo mi rebeldía de decir, saben qué, "tan tan y a chingar a su madre", como refiere una vieja anécdota del maestro Hugo Argüelles.

Monday, December 01, 2008

No sé ustedes, pero hay dos tipos de películas mexicanas que me deprimen mucho y no son, por supuesto, ninguna de Pedro Infante aún y cuando fuera "Una ventana al cielo". De estas películas, más que deprimirme en sí la factura o hechura de ellas, lo que me aburre y fastidia son los personajes que muestra; me da la triste impresión de que no puede ser que durante tantos años nuestros iconos del cine mexicano fueran estos. Y por iconos me refiero sólo a dos: a Vicente Fernández pero, aún más peor, la India María.
Me ponen de nervios, como diría una amiga, así los pasen brevemente en la televisión o bien, los vea en las decenas de televisiones que hay en los alrededores del mercado de San Cosme, que en estas épocas navideñas se ha vuelto una locura de pinos, luces multicolores y otras lindezas por el estilo. No puedo creer que durante tantos años, a ellos les perteneció las producciones del cine mexicano. La India María, por el amor de Dios, un personaje tan patético, tan triste, una crítica tan absurda y Vicente Fernández, (excelente cantante, eso que ni que), con sus personajes pueblerinos, luchones, entrones, pero que siempre terminaban en un melodrama espantoso o una dicharachería ramplona.
A ellos deberíamos de agregar a Juliancito Bravo, un decano. Si me preguntaran por las películas de mi infancia tendría que, a fuerza, referirme a todos ellos. Poblaron, con su gracia o la ausencia de ella, mis tardes infantiles, robándole cámara a Capulina de quien, debo decirlo, fui fan durante una temporada hasta que se separó de Viruta. Pero son esas tardes de hartazgo las que recuerdo con Vicente Fernández y la India María, con Juliancito Bravo o Viruta.
Ayer que fui al mercado a buscar algo de comer ¿qué comí? ah, ya me acordé, vi en una televisión a la India María queriendo subir una cabra a un taxi y me dije, ¿así somos? ¿Esto es lo que queremos mostrar de México? No sería mejor poner el nuevo cine mexicano que ya abusó de la crítica social o de perdido, una repetición más de Amores Perros?
El caso es que volví a casa medio malhumorado y sólo me enojé más cuando vi las noticias y la cruzada por los más necesitados que Bejarano acaba de anunciar. ¿Este señor no tiene dignidad? ¿Acaso los mexicanos, tenemos dignidad? Sí, me dije un poco feliz, tenemos la dignidad de la India María, la dignidad de Vicente Fernández, esa dignidad que Televisa nos lanzó a diestra y siniestra cuando la noticia de la crisis estaba a todo lo que daba: la del que sigue chambeando aunque lo sigan robando, sí señor.

Thursday, November 27, 2008

Otra vez, en donde laboro, no me van a pagar. Así vendrán las navidades, estériles, porque de todos mis deudores sólo uno (gracias MM) se ha portado bien. Tengo tanto que escribir y debo de entregar varias cosas que creo, lo mejor sería abandonar este trabajo que sólo me hace hacer corajes, debería de romper de nuevo las naves y vivir un año sabático o de perdido tres meses sabáticos para terminar todo lo que debo de terminar que es sin duda, una mejor oportunidad para mi vida que ser editor. Yo nunca soñé con serlo y menos he tenido en todo este tiempo la vanidad de decirlo, "soy editor". Una vez me dijo un amigo, de tenerte como editor a autor del sello, prefiero lo segundo. Tal vez lo dijo cuando se me fueron unos "detalles" en la página legal, jajaja. Además, acá todo mundo sabe o tiene la clara de idea de cómo se debe de llevar una editorial y no creo que mi opinión cuente en realidad, para lo más mínimo. Debo de tomar de nuevo una decisión. Dejarlo de nuevo todo, aunque eso implique de nuevo apretarse el cinturón y no comprar algunas cosas que pensaba, ufanamente como todo chico regio que soy, tan al tanto de lo que digan los demás y de las vanidades materiales, comprar este fin de año. Me detiene que ahora tengo ciertas responsabilidades ya no sólo conmigo.
Hoy en la mañana, miré el cielo y no había rastros de lluvia. De un tiempo acá lo echo de menos, la lluvia, la simple y clara y deliciosa lluvia. La última imagen que tuve hoy de la casa fueron las macetas grises, las plantas desfallecidas. Y me dije que sería un excelente día y ya ven, no pagarán, casi discutí con una amiga, en fin.

Monday, November 24, 2008

Hoy tuvimos junta en la editorial para ver qué libros saldrán el año que viene. Qué fastidio no poder publicar todo lo que se quisiera. Qué terror ver cómo algunos libros simplemente no hubo manera de poderlos meter en el plan. Hoy, que también me rechazaron en un diplomado de literatura infantil, entiendo con mucha más claridad esto de los rechazos o los tiempos o las pausas. No hay más que hablar con claridad y tranquiliad con los autores y el ego. Espero que ambos lo comprendan.

Friday, November 14, 2008

No conocía Tula. Hoy nos llevaron de la editorial a firmar libros a una primaria, la Teresa Martín. Debo decir que la Teresa Martín es como una primaria soñada por la calidad de sus instalaciones. A mí me tocó dar la charla en la capilla, donde ya me esperaban cerca de cuarenta niños de entre cuarto y quinto año de primaria, todos con un ejemplar de Los cazadores de pájaros en sus manos. Qué nervios ver a tanto chiquillo con un libro bajo el brazo.
Las preguntas oscilaron desde el "¿cómo se llama tu esposa? y el ¿quieres tener hijos? o ¿cómo quisieras que fueran tus hijos? hasta ¿Qué te inspiró para escribir una novela?, ¿qué consejo me das si yo quisiera ponerme a escribir? ¿cómo se transforma un homobre pajaro en hombre pájaro? y una muy delicada de: ¿cómo le hiciste para manejar el tema del secuestro infantil dentro de tu novela?
Al final tuve que decir que pronto escribié Los cazadores de pájaros 2, ya que la novela tiene un final un tanto abierto. Me regalaron una bolsa llena de dulces de café y más tarde Enrique y Luis, los chicos de la editorial, nos llevaron a comer barbacoa en un restaurante a un lado de la carretera.
Qué sensación ésta de volver a la carretera desde el accidente. Uno de los niños me preguntó: ¿a qué le tienes miedo ahorita? Les dije, bueno, a manejar en carretera. Y les conté brevemente del accidente, el coche destrozado, la noche a mitad de un camino despoblado, las luces de la ambulancia y la patrulla que iluminaban brevemente la noche.
Pero también les dije que, en cuento volviera a tener un coche, tendría que ir de nuevo a donde nos salimos y pasar despacito junto al poste y el árbol que chuparon el coche y evitaron la tragedia en la pequeña barranca. Los niños asintieron y luego otro preguntó que si tenía gatas en casa. Oh sí, les respondí. Dos grandotas, una que come y duerme y la otra que tiene síntomas de perro.
Fue muy bueno el viaje a Tula. El martes en Tulancingo, tampoco me había ido nada mal. Sólo queda más que agradecer, sin duda, agradecer.

Friday, November 07, 2008

Poco a poco las cosas cambian, mutan, vuelven a la normalidad. Qué bien.

Monday, October 27, 2008

Recuerdo de los cinco años

Es un recuerdo muy viejo, de antes de tener seis años. De antes de la primaria. Lo recuerdo cada que hace un frío como el de hoy, nublado, con el aire mediamanente helado. Llevo una chamarra roja de las que hacía mi papá y me queda excesivamente grande. Tengo bajo la chamarra un sueter de lana, tejido, con un estampado de Los pitufos. El aire helado anda a sus anchas en el patio grande del Colegio Juan Escutia, pero aún así los niños de primaria se desbalagan por ahí. Yo, tengo frío y me amontono en el pasillo techado que da a la salida del colegio. Tengo la nariz y las manos frías. Me acerco hasta la señora que vende tacos a la hora del receso, rodeada por varios chamaquillos. Veo cómo se inflan las tortillas de harina y el olor fragante del picadillo cuando lo untan en ellas junto con una cucharada de frijoles suaves y cremosos. El olor es tan firme, tan claro, que me ilumina la mañana, desaparece el frío, desaparece lo helado de mi nariz. Desde entonces, siempre que hace frío sueño con aquella infancia, con aquel sencillo refrigerio que me devolvía a estar en casa.

Friday, October 24, 2008

Calaverita

Ya se vienen las calaveritas y Sandra Robledo, una gran amiga, hizo esta para mí.


SOLA NO PUEDO
comentó la muerte
cuando Antonio Ramos
tuvo frente a frente
¿DEJARE ESTA CALLE?
preguntó irreverente.
Te sientes escritor
hoy te vas al panteón
hablaremos de NECROLOGÍAS
todos nuestros días.

Wednesday, October 22, 2008

Hoy por la mañana, Julio, el diseñador de la editorial, me habló del libro, de Sola no puedo. Me dijo que lo lee con su novia y apuntó algunos aspectos de los cuentos y las cosas que el libro le ha dejado. En tus cuentos no hay esperanza, dijo en algún momento y me sentí el ser más esperanzado del mundo, por la gratitud de tener un lector tan comprometido. Muchas gracias, Julio, por tu lectura. Sonreiré un poco cuando me acuerde de ti, de hoy, muchos años adelante.
A veces extraño aquel autobús en la noche, las estrellas, la amarga oscuridad que se enfríaba alrededor. Yo iba con el pecho recargado en el respaldo del autobús y hablaba con Jessica y Rodolfo, quienes iban en el asiento siguiente al mío. Les contaba historias. Lo que quería hacer cuando tuviera 31 años. Y el autobús se evaporaba sobre la carretera como si ambos fueran un sueño.

Friday, October 10, 2008

invitación

A los amigos lectores de este blog los invito a la presentación de mi nuevo libro, Sola no puedo., editado por el Instituto Cultural de Aguascalientes.

La cita es este próximo miércoles 15 de octubre a las 7:30 p.m. En Donceles 66, entre Palma y República de Chile, Centro Histórico, Ciudad de México.

El libro lo presentan Jorge Solis Arenazas y César Arístides.

Están invitados aunque creo, no habrá vino de honor, por la crisis, ustedes saben.

Sunday, September 28, 2008

Constancia

Se llama Francisco. Es mi suegro. Después de estas últimas tres semanas tan cáóticas, tan tristes, tan grises, el que haya venido hasta acá, desde Monterrey, nos dejó el ánimo lúcido, perfecto. Yo le agradezco todo lo que ha hecho siempre por nosotros. Cuando lo conocí, veníamos de casa de mi abuela, de comer. Él no lo sabía. Llegó a casa (su casa) con tamales oaxaqueños y nos invitó. Yo nunca le digo que no a la comida, jajaja, pero esa vez sí tuve qué hacer un esfuerzo. Era la primera vez que él me ofrecía de comer y no me iba a hacer el delicado.
Mi suegro, también, fue quien nos casó. Un día antes de la boda colgaba bien unas cortinas en la iglesia. Más aún. Como no se nos había ocurrido dónde sentarnos o estar de pie en la ceremonia, mi suegro se puso a hacer, ese sábado, una pequeña banca de madera donde nos sentamos. Son muchas cosas, en fin, qué decir, pero quiero dejar esta pequeña y breve constancia a ti, lector, que te asomas a este blog a leer o a enjuiciar lo que escribo; una breve constancia del amor de un yerno por su suegro. Ahora, es la una y media. Me voy a la tele a ver la fórmula 1.

Tuesday, August 26, 2008

Me desperté temprano y mientras se calentaba el agua bajé a ver televisión. Un hombre, de alrededor de cuarenta años, canoso, con una calvicie avanzada, mostraba al auditorio como hacer floreros. Sonreía a la cámara, cortaba flores, las acomodaba en los jarrones metálicos, decía cosas como: "cada florero es una representación del hombre. Si ustedes ajustan mucho, verán, las flores se notan desproporcionadas..." Y así continuó y mientras el agua se calentaba y yo miraba de reojo a la gata echada bajo el mueble de la televisión y el hombre continuaba cortando las flores, lenta, pacientemente, que ganas me dieron entonces, al oír cómo se apagaba el boiler simplemente tener esas manos, aquellas tijeras y estar midiendo en las flores y su acomodo el lento despertar de una vida.

Sunday, August 24, 2008

Días y años

Hoy estuve enfermo todo el día. No sé si por el estres o las malditas dudas existenciales pero me provocaron una baja a mis defensas. Como hace mucho no pasaban estuve tirado en cama todo el día. Dormía, me arrastraba a la tele, veía tele, me arrastraba a la cama a dormir. El doctor me recetó tres cosas que ya me tomé y volví a casa sólo a dormir. Vaya domingo feliz, pero el trabajo se me ha retrasado un poco más por estas 48 horas de no hacer nada.
Noticia feliz
Mi padre tiene diabetes (lo que no es una noticia feliz, para nada) y mi abuelo materno también (tampoco es una noticia feliz) así que estuve días sacándole la vuelta a la prueba de la diabetes, sobre todo por los kilos de más y la hipertensión. Así que hoy, aprovechando que estaba con el doctor me hice una breve prueba. El resultado, estoy limpio.
Ya un año
Hace un año, a esta hora, estábamos en casa festejando. O creo que más bien iba a la iglesia a ayudar a poner unos cortineros. No lo recuerdo bien. Pero ha sido un año de profundos cambios en todos los sentidos. De no saber nada de edición, aprendí mucho de JSA y ahora soy editor. De vivir en una casita de escasos 40 mts cuadrados, ahora vivimos en una de casi 95. De andar en metro todos los santos días, ahora andamos en el Garusito, ya saben, esa manía de ponerle nombre a las cosas que tenemos los mexicanos. Y también, casi, un año sin escribir y lo peor ante la sequía es que no se acaban las invitaciones para publicar. Así que ha sido un año rudo, pero bueno y aunque ahorita nuestro fondo en común es de 100 pesos tengo fe de que pronto eso cambiará, claro si en la editorial finalmente se dignan a pagarme.

Wednesday, August 06, 2008

Mi calle

Imagino que se muere lo mismo de enfermedad que de nostalgia. Llega un punto en el cual, si la vida es demasiado larga, en la que o sólo traes abulia o bien, una nostalgia incendiaria por todo lo que se fue. Eso pensé cuando leí Confieso que he vivido, de Neruda. Leer sus últimas cartas sobre sus amigos muertos me hizo sentir tal empatía por el poeta chileno que incluso en mi cursi sentimentalismo, le escribí una carta.
Será que a mí siempre me está preocupando o estoy pensando en los tiempos del fin. No pienso en la vida llena ni en cómo se me llenará de hijos o de ansiedades, sino en cómo será cuando todo aquello ganado sea algo ya perdido. Será que estimo a la nostalgia como un bien y no como un mal. A veces pienso en aquellos años que se fueron cuando jugaba con el resto de los chicos de la cuadra. Veíamos televisión en casa de un vecino y jugábamos al atari, pasándonos el control sudoroso porque nunca jugamos atari antes del futbol o del beisbol. Y esos chiquillos, todos son lo que nunca pensé. Mi primo Héctor estuvo a punto de morir por convulsiones y hoy es padre de una niña y un niño. Son tan desconocidos para mí, a diferencia de lo que creo conocí bien a mi primo Héctor durante un tiempo. Mi primo Pepe aun no se casa. Le gusta el heavy metal. Nabor murió y hace días me hicieron recordarlo en una presentación. Nati se casó pero vive en un cuartito al fondo del terreno donde está la casa de su madre. Jaimito o Jaime, era muy bueno para inventar historias. Jaime Piñas le decíamos. Todo mundo aseguraba que terminaría siendo un gran abogado y lo curioso es que ahora no sé ni en qué trabaja.
Así puedo ir diciendo la radiografía de un tiempo ido y se me calientan los dedos de la emoción al recordar la vieja casa de don Jaimito (no era cartero sino carretonero). Cuando el balón se volaba a su casa teníamos que estar ahí platicando con él hasta que nos los devolvía. Qué soledad la de aquel viejo. Una vez nos contó que lo habían apuñalado en San Francisco y nos mostró orgulloso la cicatriz de la herida que le había tronado un pulmón.
Del resto, poco se sabe. frente a la casa vivía el dueño de más de nueve camiones de la ruta de la colonia. Hacerle la parada a alguno en el centro y ver que lo conducía él o alguno de sus hermanos era medio bochornoso porque no nos cobraba, pero al mismo tiempo se sentía muy bien saber que teníamos amigos con "influencias". Antes de la crisis del 94 don Chávalo, como se llama, intentó adueñarse de toda la ruta pero el tiro el salió por la culata. Terminó acabándose sus camiones en una ruta que iba por malos terrenos y sin tanto pasaje. Le embargaron la casa y si bien se mudó a un par de calles ya nunca tuvo el poder que de alguna manera le estaba destinado.
Todos viboréabamos a sus hijas por guapas y por apartadas. Sólo una vez se dignaron a jugar con nosotros, una noche, cuando el calor reblandecía hasta los aires de riqueza.
Riri y su esposa también se cambiaron. No sé qué fue de ellos. Tenía una hermana cuyo nombre no recuerdo ahora, que se había casado con un tipo allá en los United. Volvieron en una época de vacas flacas y me pasaba las noches platicando con ellos. Les mostraba mis primeros textos y ellos me tomaban en serio. Tal vez fue su ánimo el que me hizo pensar que tal vez en esto había futuro. Nunca más he vuelto a verlos. Luego en su casa vivieron unos chicos que vendían drogas y cuando se fueron llegó una familia más callada de la que no sé nada.
Toño Loco se fue a los Estados Unidos y me dice su mamá, Martha, que tiene dos hijos y un negocio. Qué bien por él. Toño Loco, por algo le decíamos Loco, era bravo, bailador y saleroso. Me gustaría luego verlo aunque no sé para qué. Así podría seguir con esta charla. La nostalgia una vez que abre sus puertas es infinita.

Friday, August 01, 2008

Fondas

Hay una fonda muy cerca de la oficina a la que me gusta ir a comer. No tiene nada más allá del otro mundo e incluso, debería de decir que es uno de esos sitios a los que no te metes de entrada, pero eso es muchas veces el verdadero encanto de los lugares. Me gusta sentarme en especial en la barra junto a la plancha para cocinar. Como si fuera un caldero mágico, junto a la plancha se amontonan cazuelas humeantes y de caldos espesos y que burbujean al ritmo del calor sus amoras salsas y especies. En una hay costilla de cerdo en salsa verde con papas, en la otra hay pollo con calabazas y salsa de achiote, en otra más hay espinazo con verdolagas y en una esquina de la plancha, siempre caliente, una cazuela con un altero de arroz rojo, frijoles negros en bola y una cazuela más de chilaquiles picosos y crujientes. Las cucharas entre en un guiso y en otro hasta servir suculentos pedazos de pollo o de costilla mientras rápido les ponen de guarnición chilaquiles, arroz o frijoles. Lo sorprendente del caso es que a un lado de la plancha se amontonan montañas de carne de bisteck o costilla, milanesas empanizadas o pescado a punto de cocer junto a chiles toreados y cebollas asadas. La señora que despacha se mueve con agilidad, los platos se multiplican en sus manos. En, sin duda, la cuchara más rápida de la zona ya que en pocos minutos sirve costillas, cecinas enchiladas, pescados empanizados, verdolagas. Las cucharas sale del arroz y se meten en el caldo de achiote, unifica salsas sobre el comal inmeso, mojas tortillas con un chisguete de la salsa del guiso de costilla de cerdo, le unta al arroz un poco del caldo de los frijoles negros. Y la gente, come y come. Y yo, la verdad, es que no sólo como ahí. También se alimenta mi imaginación ante esos procesos. Luego, intento escribirlos aquí o en otras páginas en blanco.

Thursday, July 31, 2008

El sueño se me ha ido y navego sin rumbo fijo por el internet, en realidad, sólo visito las páginas conocidas, los blogs de un par de amigos, juego, me aburro. Acabo de ver cómo unas chicas españolas golpean a una ecuatoriana. Recuerdo entonces la novela de un amigo que está por salir donde se habla de todas las peripecias que los migrantes tienen en cualquier país, pero específicamente en España. Yo no quiero migrar a España ni a Estados Unidos. Yo estoy muy feliz en mi país. Me gusta saber que tengo sus ciudades al alcance de la mano, la familia y los sitios conocidos. Me gusta saber que a dónde quiera que vaya mantengo un código en común con la gente pero sobre todo, que aún no confino, ni defino, incluso, dentro de mi país, a mi país. Sólo por mencionar un ejemplo, recién acabo de descubrir Xalapa y qué hermoso es Xalapa. Estaba en un mirador de la plaza principal y desde ahí (Xalapa es una conjunción de montañas verdes, de boulevares angostos y arbolados, de casas de techos de tejas y anuncios panorámicos modestos), se podía ver la ciudad, la neblina que ya inundaba las calles y se peleaba con la luz de los faroles. La feria del libro a la que había ido, incluso, me pareció fabulosa. Tres pisos de stands, libros, muchos niños correteando por los pasillos. Así que yo estoy a gusto en México y por el momento no pienso en vivir el sueño español, pero no por eso me deja de dar cierta frustración y cierto dolor ver cómo golpean a latinos en otros países. Aunque claro, lejos está de decir que México ha sido asilo para muchos ciudadanos de tantos países, puesto, que, cuanto lo ha sido, también le ha dado su carga de humillación a quienes nos han adoptado como una segunda patria. Pero, en Xalapa conocí a una chica polaca y por ninguna parte vi que la sintieran como una chica que venía a quitarnos o a quitarles, algo del verde de las montañas. Pobre España, siempre cargando con el Frankenstein que conquistó pero que no colonizó. Al igual que en la vida, ya que se llevaron el oro, ahora, creo, les toca aguantar. Por supuesto, no lo harán.

Wednesday, July 23, 2008

El Rilva cumple años. 33 añotes y dice mi hermana cómo es que a los 33 años seguimos pensando que somos jóvenes. Le contesto que es solo gracias a la imaginación y a que, técnicamente, aún no tengo esa edad.
Pero bien por los 33 años del Rilva. La conocí hace mucho, en 1995 y puedo decir que es de mis amistades más viejas. Claro, él es ahora más viejo, aunque siempre lo ha sido. Habría sido padre haber ido a su boda y a su fiesta ahora, pero el huracán no sé qué nombre va a llegar a Monterrey esta semana y los regios siempre nos ponemos muy alebrestrados con eso de los huracanes.
Salud!, Rilvilla.

Tuesday, July 22, 2008

Llego y la gata está comiéndose una salchicha que medio cocí el domingo. Está bien escondidita bajo la escalera. La llamo y nomás pela los ojoyos, para las orejillas y maulla. Ya me acerco y sí, está muerde y muerde y ronronea como si nunca le diéramos de comer. Me decepcionas, Nadja, le digo pero ella sigue comiendo feliz, feliz, igual y recuerda cuando era gata callejera y una salchicha en la calle era un manjar. Igual.

Saturday, July 19, 2008

Es sábado. La ropa se seca al sol.

Tuesday, July 15, 2008

Tengo un transformer en mi escritorio, transformado, digamos, en la modalidad de robot. El otro está en el patio, vigilante, por si llueve. Son, creo, los únicos juguetes que tengo actualmente, pero ey, tengo juguetes (el play station no cuenta porque me da un poco de flojera sentarme a conectarlo). Últimanente, le pienso a escoger entre un libro o el transformer. Digo, hay tanta gente tan loca allá afuera con sus ideas sobre la literatura que el transformer me sienta bien. también hay libros interesantes, claro, pero ahorita traigo como que una fascinación por estas madrinolas que se vuelven avión, carro bombero u Optimus Prime. De lujo.

Saturday, July 12, 2008

mi gente

Últimamente sólo me interesan mis dos aldeas en la página de www.travian.net. Antes de irme al trabajo entro en ellas y cuando vuelvo de él también y a veces, a la hora de la comida reviso mis cuentas y veo en cuánto van los recursos de cada una de ellas. (Es un juego en tiempo real). Busco en las noticias que no me hayan atacado jugadores de otras aldeas y respiro en paz. En una tengo casi 281 habitantes y una fuerza bélica algo decente, tomado en cuenta que es casi un tercio de mi población total. Tenía más, muchos soldados más, pero tuve dos expediciones fallidas contra un par de aldeas. En una, me hicieron prisioneros, en la otra, por error, en lugar de apretar el botín de "cometer atraco", oprimí la orden de "refuerzos". Cuando volví al juego mis tropas habían sido destruídas.
Mi otra aldea, es relativamente nueva, la inicié apenas la semana pasada, pero ya va en los casi 126 habitantes. Ahí no tengo soldados, estoy dedicado enteramente a la producción. Mis arcas están llenas y si bien, un sujeto ya me robó, ahora al menos llené el territorio con trampas y más trampas que capturarán soldados enemigos en caso de otra invasión.
No sé hasta cuánto seguiré con este juego, pero pocas cosas me estimulan en la vida real como para dejar el travian. No sé tampoco, si es divertido, pero al menos me embota la cabeza. Es como ver televisión. No pasa nada en mi cabeza, sólo veo el contador de recursos para saber hasta cuándo podré volver a construir algo. Espero pronto llegar a los mil habitantes y tener un ejército poderosísimo.

Saturday, July 05, 2008

Cada día tengo menos qué contar o tal vez, no encuentro el motivo para contarlo aquí. Al menos dejo la marca de mi abulia bloguera. Saludos.

Monday, June 23, 2008

New house

Qué desmadre cambiarse de casa. Cajas, todo perdido, se va la luz, los desagues no funcionan en teoría, como se debería. No tenemos ni cablevisión ni internet, hay papeles perdidos por todas partes. Un día sólo para acomodar la cocina y... cocinar. Pero como dice, antes nuestra cocina eran chiquititita. En fin. Es difícil, luego, encontrar grandes espacios en la ciudad de México que no estén con precios estratosféricos y este, no lo es. Al entrar hay un pasillo con piso de mosaico y paredes de madera y papel tapiz. El pasillo conduce a una escalera de caracol y tiene dos puertas. Una da a la sala y el comedor, junto al comedor se entra a la cocina. La otra puerta da a un pequeño patio, bueno, en realidad casi de la sala del departamento anterior. El patio se comunica también con la cocina.
En el segundo piso hay un pequeño pasillo que da a una ventana grande y luego se entra al estudio, o lo que supongo será un estudio y después a la recámara amplia que comunica con el baño que tiene espacio para la lavandería. Del estudio se da a una pequeña zotehuela sin techo que tiene vista al patio y al resto de las paredes. Una pequeña escalerilla comunica con la azotea de la casa. Ya se imaginarán el gusto que tienen las gatas. Se pasean de un lado a otro, se quedan dormidas en los escalones de la escalera, pillan en el patio, se meten por detrás del gabinete de la cocina.
Y la colonia, bien, supongo. Céntrica entre semana, callada durante los fines, pero la luz, ah, la luz, se va cada media hora y ¿dónde voy a dejar el carro? Habrá que buscar una pensión.

Friday, June 13, 2008

Así que nuevamente cambio de casa. Ahora nos iremos a otra colonia, pero a una casa que se ve, se antoja, se siente, más grande y más agradable. Hoy hicimos todos los trámites, mucha lluvia, mucho tráfico, comí algo delicioso e inesperado. En realidad, no era tan delicioso ni tan inesperado. Era un durito con crema, salsa, cueritos, tomates en vinagre y aguacate.
Y mientras pensábamos que ahora si podré colgar todas las máscaras y que las gatas podrán tomar el sol y que habrá patio para hacer carne asada. De hecho, Rodrigo ya se apuntó. Que ya le gustó. Que él pone el asador.
Ha sido también una semana de estar al pendiente de un jueguito en internet. Tengo una aldea que se llama kozameh77. El viernes pasado tenía dos habitantes, ahora tengo 103. Lo espantoso es que cada cinco horas o menos veo si ya tengo suficientes recursos para seguir construyendo edificios o haciendo soldados.
Eso es muy freaky, me dicen. Oh, claro que lo es, como ponerse a escribir.

Sunday, June 08, 2008

Mis viejos amigos.

Cada que voy a Monterrey intento pasar por la prepa 7, extensión oriente. Ubicada en Felix Galván y Constituyentes, parecía más una secundaria que una institución universitaria. Para llegar a ella había que pasar un terreno descampado donde ahora está un HEB y era como entrar a un lugar civilizado cuando alrededor de la prepa sólo había campos y baldíos.
Mis mejores amigos de esa época fueron pocos, pero constantes. Rafa, Ángel, Fabian, Enrique y Miguel, mis mejores amigas de esa época fueron pocas, Mónica, Dora, Anneida, Blanca y Diana. Juntos íbamos y veníamos. Aún nos vemos.
Esta semana Fabian, que ahora es fotógrafo (en aquel tiempo quería ser un doble de Lennon y quién no) nos mandó unas fotografías de aquella época. Ahí estamos sólos los hombres, en un salón que querían hacer auditorio. Somos otros a los 16 años. Sin lugar a dudas. Rafael se ve solemne como siempre lo ha sido, Ángel trae la chispa rebelde que lo caracterizaba a esa edad, Miguel se nota tranquilo, Fabian mira a la cámara con cierto misterio y al fondo estoy yo, con un suerte rojo con cuello negro y cierre de velcro que papá me había hecho.
No están las chicas. Nos faltaron las chicas. Actualmente, Rafa es periodista de bienes raíces en El Norte, Ángel se casó y hace mucho que no sé de él, Fabian es un un fotógrafo profesional, con diversos proyectos y exposiciones, Miguel tiene un negocio de música y Enrique tiene otros negocios de ropa. Las chicas, bueno, Mónica vivió un tiempo en Vancouever, termina la maestría en arquitectura y lleve varios proyectos para el municipio de Guadalupe. Dora vive en Oregon, casada con Jim, Diana está casada con Denisov y es odontóloga, Blanca tuvo su despacho contable y acaba de ser mamá, lo mismo que Anneida quien además, da clases en la prepa 7.
A mí me alegra seguir siendo parte de los proyectos de la Prepa 7 Oriente, de donde salí. Hay por ahí noticias, esperemos que se confirmen.

Si te dicen que te jodas

Esta semana pasada, a mi hermana, su maestra de diseño, le dijo con aquel desparpajo con el que intentamos hacer mierda a los demás, que dejara de estudiar diseño de modas y que mejor se buscara otra cosa que hacer. Mi hermana, por supuesto, no le hizo caso, pero sí se sacó mucho de onda. Estudia diseño de modas desde que supo que esa carrera existia. La maestra de la escuela técnica Pablo Livas de la UANL le dijo que a todas las demas chicas les veía posibilidad, pero que ella, no, que ella mejor, no sé, lavara platos o se metiera a trabajar en alguna maquila. Que su futuro era ese.
Cuando mi hermana me lo contó, ¿qué le iba a decir? Pues que no le hiciera caso. Pero no la noté muy confiada de mis palabras. A veces yo quisiera tener la misma confianza con la cual la digo. Pero mi hermana encontrará su camino pésele a quien le pese. Y eso me hace recordar a mis hermanos. No fuimos una familia con muchos recursos económicos. Era un trauma ir a hacer el mandado porque al llegar a la caja íbamos quitando cosas, sacándolas para alcanzar y Dios sabe que muchas veces nos llevamos tortillas a la boca tortillas regaladas por una vecina. Aquella fue una época difícil, con papá desempleado y todos nosotros aún así en la secundaria.
Sin embargo, salimos. Mis hermanos son ingenieros, uno civil y el otro administrativo. Mi hermana de en medio ya se compró su casa, me contó hace días. Es de dos pisos, con dos baños y medio, cocina amplia y espacio para construir. Y aunque papá sigue trabajando, creo que pronto deberé de comprarle lo que siempre me pide: una máquina de coser, recta, industrial. Ayer que fui a la venta noctura de Liverpool de pronto me quedé varios minutos viendo las máquinas industriales que vendían y por un momento pensé en endrogarme de una vez, pero no lo hice.
En fin, espero que el camino de mi hermana en la moda sea como ella lo desea. Espero que la maestra de diseño de la preparatoria no se calle. Que no se calle. Que las críticas y la mala leche, en el fondo son como una terapia: de uno para acordarse que no todo saldrá bien, de quien las dice al menos, para aliviar el trauma.

Tuesday, May 27, 2008

Recordar

Me gustan mucho los post de Miguel Angel. Siempre encuentras en ellos una invitación a la nostalgia y una sensibilidad hacia lo que se va, hacia lo que se está yendo, peor aún, hacia lo que se nos irá. En su último post sube una fotografía de él cuando era pequeño y rememora un viaje hacia el sur. Miguel Angel está en la playa y el mar atrás de él. Se pregunta ¿qué niño era yo que todavía me recuerdan mis familiares? Y luego sigue contándose, porque el blog de Miguel Angel es aún de los pocos que sólo se cuentan así mismos. Luego da la impresión de que hay blogs que son ruidosamente llamativos, que le dicen al visitante, "léanme, léanme, fíjense quién soy yo", como si ser en la red es en realidad existir. Pero, el blog de Miguel Angel, a veces, me parece que aunque sigue con el mismo juego de mostrarse al mundo, siempre termina, en el fondo, sólo mostrándose a sí mismo. Miguel dialoga con Miguel. Eso es lo que me parece más importante. Es un hombre que habla sobre cómo se entiende y sobre todo, sobre cómo no se entiende. Tal vez por eso Miguel es mi amigo, lo considero mi amigo. Últimamente confío y aprendo de quienes ven la vida con esa interrogación y desconfío profundamente de quienes marchan con las banderas claras, las metas precisas y el desenfado de quien sabe que todo está bajo control. Hoy quería postear algo sobre mi cumpleaños, la cena, el pastel, pero luego de leer a Miguel Angel me di cuenta que no era importante. Cumplir años no es importante. Tal vez ya sólo lo sea el recordar y dudar.

Saturday, May 24, 2008

Como ando de soltero estos días me he dedicado a no hacer nada. De por sí, no hago mucho, pero estos días, menos. Anoche me dieron ganas de platicar y busque al Hipo, llegamos a cenar unas burguer de arranchera que estában muy buenas y mientras las esperábamos el gordo se chingó dos taquitos de cochinita.
Lo curioso no era eso, sino que, mientras esperaba la hamburguesa y al gordo, empecé a ver bien a la gente a mi alrededor y entonces descubrí que casi todos iban con perritos minúsculos amarrados, literalmente, a sus pies. Los perritos olisqueaban, sacaban la lengua, se miraban entre ellos, solo un par ladró.
Y luego pasó más y más gente con sus perritos. Aquello parecía un desfile de coches tuneados. Iban los animales con sus gorros, con sudaderas blancas, con sus ojillos rabiosos y las hamburguesas, ni salían.
Luego nos fuimos a casa del flaco. Comimos mermelada de lichis con galletitas y refresco pascual mientras el flaco hacía amagos de preparar un chilorio. Hablamos y hablamos, un tema saltó a otro, de un libro pasamos a otro, así se fue rápido la noche. Cuando menos me di cuenta, ya era la una y volví a casa. Hoy tengo que trabajar en un libro sobre el catolicismo... ni hablar.

Thursday, May 22, 2008

Lo que me gustaba

A mí me gustaba mucho la música grupera. Hubo una temporada que me sabía de memoria más letras de canciones que poesías. Mis preferidas eran las rolas de La Mafia, algunas del grupo Mazz y sobre todo, de Los Tigres del Norte. Soñaba, en aquella época, con asistir a un mega concierto grupero de los que se hacían hace tiempo con frecuencia en la Expo. Esos días previos al concierto eran de cantar "no, no te olvidaré, aunque pase mucho tiempo, no te olvidaré" y "quiero, que me recuerdes, con la canción que nos hacía callar, esa, que nos decía, que nuestro amor algún habría de acabar" o "dónde está la banca, del parque de enfrente, donde yo vivía... dónde está la casa..."
Pero nunca fui a un concierto. Siempre vi a mi primo Pepe que iba, pero yo, por convencionalismos religiosos, nunca pude ir. Ahora no sé si sería lo mismo, porque las canciones ya no me gustan tanto. De hecho, huyo de los conciertos con singular alegría. Aunque, últimamente huyo de todo lo que tenga que ver con ver a más gente o con hacer cualquier tipo de vida social. A mis 30 me encuentro feliz si voy solo al cine o si voy solo manejando.
Pero este fin de semana que veníamos de Monterrey (qué viajecito nos tocó, un tipo nos quiso sacar de la carretera, un federal no ayudó (multándonos, claro), nos llovió todo el camino desde Matehuala hasta San Luis), por alguna equivocación, la radio alcanzó una frecuencia grupera. No sé en qué parte, ni entre qué montañas, y apareció mi canción favorita de La Mafia. Claro, me puse a cantarla mientras el horizonte poco a poco se iba tiñendo de un azul oscuro y la carretera se perfilaba aún, larga, ancha y ajena.

Thursday, May 15, 2008

Voy a cumplir años estos días. Esta semana que viene. Descubro que muchas de las cosas que antes me interesaban, ya no me interesan. Es como estar en el cambio de piel, pero aún no alcanzo a distinguir de qué será está nueva piel, si más resistente, más anfibia o de mamífero nuevo, o de ave. Este proceso lleva ya, varios meses. Y yo me resisto a mi antigua piel, me aferro a ella, a no sentir el frío, a no quedarme desnudo. Tal vez no reconozca ni me gusten mis nuevas escamas, pero es un hecho que las viejas son un lastre, pero ¡son con las que he vivido tanto tiempo! Sólo veo a los otros irse directo a su perdición o su aparente éxito.
Y yo, bueno, ya.
Ah, ya otro cumpleaños.
Y me acerco a él con toda la abulia posible. Insospechada.

Sunday, May 11, 2008

Mi gata Nadja está dormida. Se le sume la panza en cada respiración Está acostada de lado y usa una de sus patas como almohada. No parece importarle que está acostada sobre uno de los tubos que sirven de pedestal a la lámpara. Por lo demás, este domingo es impensablemente tranquilo. A veces suena la alarma del carro pero no pasa nada.

Monday, May 05, 2008

Qué vida la de Nadja.
Come.
Duerme.
Toma el sol.
Se afila las uñas en los costados del sillón.
Si la comida no le cae bien, la vomita.
Tira pelos.
Yo sólo miro y suspiro.

Saturday, April 26, 2008

De vuelta en Oaxaca... el sol, el calor, las aguas frescas de quien sabe qué, los vistosos colores de máscaras y el hambre... el hambre.

Friday, April 25, 2008

Terremotos

Más allá de la importancia cívica, qué divertidos son siempre los simulacros de terremotos. Hoy hubo uno en la editorial y en dos minutos fuimos evacuados. En junta previa, los jefes editoriales, se habían quejado amargamente de que luego hay gente que no hace bien los procedimientos como apagar sus computadores y ponerse en cuclillas y hoy, fueron los primeros en desacatar órdenes. Se pusieron muy felices a platicar mientras el resto de los ocupantes del pasillo nos poníamos en cuclillas. Ellos hable y hable mientras el ruido de las sirenas golpeaban las paredes de la editorial. Al final, salimos al sol, a las risas, a la onda de calor que por estos días se siente con insólita rudeza en la ciudad. De regreso a nuestros lugares alguien contaba que evadió una lámpara a punto de caer, otro dijo que se asustó cuando se fue la luz y uno más comentó que se había electrocutado con unos cables. Juego, risas. Pero los terremotos, caray. Cada que paso frente a televisa Chapultepec recuerdo las frases de Zabludovsky: Televisa, mi casa, está en ruinas, nada queda de lo que fue. E imagino esa antena derrumbada, los fierros retorcidos, los gritos que emergen entre los escombros, la soledad de quien lo ha perdido todo en un segundo, sean directores editoriales o no.

Monday, April 21, 2008

Fin de semana

Mucho tiempo después, creo, este fin de semana tuvimos algo así como "vida social". El viernes fuimos a bailar con las chicas de infantil al antro que está en contraesquina de donde está la casa. Mucha música todos los fines de semana y en casi dos años no habíamos ido. El lugar, de lujo. Burócratas mal avenidos, gorditos con el dancing en el alma, señoras gordas ligando y de fondo la música guapachosa de un par de grupos cubanos. La regla, consumir mínimo cuatro bebidas por persona. El regalo... tres platillos libres a escoger. Yo comí sopa norteña, que no era más que caldo de pollo, con cebolla y chile, luego, chuletas de cerdo en salsa de tamarindo y al final, un choriqueso que de queso no tenía mucho, ni de chorizo tampoco. Casi al final de nuestra estancia, un par de tipos se agarraron a golpes afuera del lugar. Se desfajaron, se rompieron las camisas, se dijeron de todo, se fueron contra las puertas, la arena estaba de bote en bote y la gente loca de la emoción y el grupo no dejaba de tocar: en esta esquina, pásele para acá. Y nosotros, pues bailando. Al final, uno de los peleoneros entró al antro mostrando el torso desnudo. A O la sacó a bailar un gordito de negro (no fui yo, que iba de café). Otro par se animó a buscar el danseo con Chío y Alice. No pasó nada.
Al día siguiente me fui a Pachuca. Compré pastes, por supuesto. En algún momento de la carretera canté como hacía mucho no cantaba. Iba a todo volumen, a 150 kilómetros por hora, el sol me daba de frente y era feliz. Al llegar al CEUNI ya me estaban esperando y cuando salí sólo traía hambre. Le pregunté a Miguel cuáles eran los mejores Pastes de Pachuca y lamentablemente no pude ir. Compré unos a la salida. Estaban muy buenos.
El domingo, por la noche, en cambio, salimos con los Pérez González. Algo relajado y leve. Comida japonesa, noche sin presiones. Me gustan las noches de los domingos. La ciudad parece callada y ausente. Poca gente aviva los cafés. Poca gente anda en la calle, sólo algunos trasnochadores andan por las banquetas. La ciudad tiene entonces un aire de ciudad pequeña que le sienta muy bien. Imagino que es ese aire de la ciudad en los años 50. Hoy al trabajo. Diez días más y nuevamente, salto.

Saturday, April 12, 2008

Pase a la red

1
La última vez que escribí sobre futbol, un anónimo me dijo que intelectual de pacotilla, a tus asuntos, como si el futbol no sea mi asunto. Lo es desde que sé patear un balón y lo es desde que canto los goles de los Rayados del Monterrey (Tigres, abstenerse de opinar). Lo mismo le pasó a Gabriel Contreras en su blog del periódico Milenio (que me gusta mucho), cuando se dignó a opinar sobre la visita de José Ramón Fernandes a Televisa y al hacerlo, no recordó el nombre de uno de los panelistas (Javier Alarcón) y la gente (en realidad un par o más), se le tiró a matar.
Una vez aclarado el punto (sobre los derechos que me doy para hablar de futbol), deberé de decir que el triunfo del Puebla, el día de ayer, sobre el Veracruz, me parece de justicia divina. No porque el Veracruz haya pagado una culpa, sino porque el Puebla hizo los méritos suficientes no sólo para ganar, sino para quedarse en la primera división.
Entre esos méritos está el haber soportado las agresiones de los seudoaficionados, quienes le lanzaron pedradas al autobús y el presentarse con dignidad y "destos", en la cancha del Pirata Fuente convertido en magma. Ahora, la cuestión es, ¿se salvará el Puebla? Ah... yo creo que sí, sólo si logra dominar la presión del ya merito.
En el mundo del futbol, uno sabe, la presión del ya merito cae el gol, ya merito nos salvamos, ya meritos somos campeones es tan pesada, como ir ganando por un marcador de 2-0.
2
Hablando de ya merito, también están los Rayados. Cambiaron de técnico a principios de temporada (Mizrahi tardó mucho en irse o más bien lo tardaron) y aunque el nuevo DT es Ricardo Antonio Lavolpe, era más que imposible hacerse de demasiadas ilusiones. Y si bien, el sábado pasado le ganaron al Veracruz por la friolera cantidad de 7-2, la verdad es que este equipo está para ver hasta dónde le alcanza. Un campeonato sería un premio excesivo. Yo más bien creo que pasaremos al repechaje. Avanzaremos (ven cómo si puedo hablar de futbol, hasta me apropio de los jugadores) y con suerte llegaremos a semifinales. Los números bastan. En 14 jornadas, Monterrey debería de tener 42 puntos con un porcentaje de 100% invicto, pero suma sólo 17 unidades, algo así como 5 triunfos, dos empates y siete derrotas. (Los resultados han sido distintos, pero es para aclarar el nivel de productividad). Se ha pasado la mitad de la temporada, perdiendo. Así es imposible soñar.
3
La nueva lista de seleccionados es una incógnita, tan incógnita como su entrenador. Chucho Ramírez es una persona inteligente. Si bien hay rumores de que ya se le subió, el simple hecho de un campeonato mundial en su haber era para que, en este medio futbolístico mexicano, tan acostumbrado a perder, Chucho Ramírez no fuera solamente entrenador de la sele, sino algo más. Pero lo relegaron por el penoso asunto Hugo Sánchez, como a unos pocos, en realidad. Ahora, su lista de seleccionados es atípica, con un jugador de primera A, varios jugadores inéditos en la verde y otros que recuperan su nivel. Uno se pregunta qué selección se enfrentará a China, qué estilo de juego habrá. Pero hay que darle, como a todos, el beneficio de la duda. Una selección rara, sin duda.
Colofón
¿Ganará Chivas? No soy chiva ni águila, pero creo que el vuelo del águila (y no la novela porfirista) se dejará escuchar mañana, en el Jalisco.

Tuesday, April 08, 2008

Ayer, por la noche, salí a caminar en la colonia. Hace mucho que no hacía eso, precisamente, caminar en solitario. Me entretuve viendo a los comensales de un pequeño puesto de quesadillas, la forma como la luz de los arbotantes iluminaba a medias los arreglos de una florería. En Alvaro Obregón, me detuve ante la mirada aburrida de la vendedora de periódicos y después me asomé tímidamente al interior de los bisquets Obregón donde la gente cenaba. Una chica de lentes apuraba un chocolate, unos viejos daban cuenta de chilaquiles con carne y la mesera dejaba sobre otra mesa una bandeja de pan donde sobresalían pan con mermelada de piña. Luego caminé de regreso a casa para toparme con varia gente que paseaba a sus perros a esa hora de la noche, y sentí la tranquilidad de Mérida sin el tráfico del día, sin los huercos que salen de la UVM o del Colegio México. El dueño de la panadería, aún a esa hora, tenía el local abierto y untaba con clara de huevo unas empanadas, mientras al fondo resplandecían las vitrinas con esponjosos flanes y gelatinas de variopintos colores. Y luego volví a casa. Antes de llegar, en la esquina donde casi todos los vecinos dejamos la basura, un par de hombres hurgaban entre las bolsas y las cajas de cartón. "Esto es un arte", decía uno, "buscar entre la basura, un arte", mientras el otro hombre se desentendía de las palabras y vacíaba con desparpajo una bolsa negra. Esto es un arte, pensé, simplemente, aprender a buscar.

Monday, March 31, 2008

Cambio de ruta.

Para bien o para mal, ya me jodí. Intenté ser vendedor de ropa deportiva y el elástico del short se rompió. Intenté ser promotor cultural y las buenas ideas no aparecieron conmigo, sino hasta la siguiente administración. Intenté ser escritor de cursos de e-learning y ya ni están al aire. Se me iban las erratas en el código html. Intenté escribir textos breves, sustanciosos y fáciles para revistas y las asistentes tenían que ayudarme a darle buen fin. Intenté ser maestro y ok, soy demasiado flojo para preparar una clase. Intenté trabajar con libros... qué lío. Para bien o para mal, sólo me queda una cosa en lo que pienso qué hacer, qué reinvenciones de mí formular. ¿Cocinero? ¿Chofer de camión? ¿Escritor? Ajá. Qué haré ahora que las erratas y la revisión de estilo también me fugan. Volveré a vender mesedoras. En eso era, en realidad, muy muy bueno. No había día que no arañana las cinco mecedoras vendidas. Sonreía, feliz, satisfecho, seguro de mi producto. También podré vender de nuevo cursos de computación y para estilistas de belleza. Si todavía recuerdo cuando firmé mi primera inscripción en la Unidad Piloto y a la semana siguiente me encontré a la chica en la dirección del Instituto Monterrey, con sus pantalones raídos pero la libreta y la pluma en mano, esperando a que empezara su curso. Sí, volveré a vender cosas: en la calle siempre se aprenden cosas y se camina. Y yo hace rato que no camino tanto.

Thursday, March 27, 2008

Por lo pronto ayer se presentó las Necrologías en la editorial. Muchas gracias a Tere por el diseño de los cartelones y las bellas imágenes y la manufactura del video que se pasaron. Gracias a Caroline por darle voz a los textos, a César por la lectura y a mi inexplicable nerviosismo ante un público que en su gran mayoría, fue desconocido. Eran casi 80 personas y buenos amigos: Mónica, Jorge, Sony, Abi, Nadia, Pedro, Felipe, Sara, Lilia, Gis, Katia, Manuel, Rafael, Gerry, Paola, Rocío, Johannes, Miguel Angel, Monse, Claudia, Carlos, Dalí, Mygume.
Los cartelones que hicieron con la portada del libro recibían el aire de la noche afuera de la editorial, la gran manta con imágenes alusivas al libro fueron una excelente manera de vestir a las Necrologías. Me gustaría agradecer a Nadir Chacin por invitarme a re-editar Necrologías y a Laura Bárcenas por la logística del evento. Y me dicen que ya se va a distribuir en casi todas las librerías de Monterrey.
Fue una noche excelente por las risas, los viejos y nuevos amigos. Sin duda la recordaré durante mucho tiempo.

Monday, March 24, 2008

Fui a Monterrey y visité el raly y comí carne asada y una carls jr con doble carne y comí elotes de la purísima y me tomé un par de tecates y comí carne asada. Vi a un par de buenos y viejos amigos. Y me doy cuenta que incluso, ahora, mis vacaciones son premeditadas, discursivas, lugar común.

Wednesday, March 12, 2008

Miércoles, día de un año

Todos los miércoles, la gente se vuelve loca por las ofertas de frutas y verduras del Chedraui. Aunque apenas y sean las ocho de ña mañana, ya hay filas de hasta nueve carritos en las casi veinticinco cajas del centro comercial. Aquello es un festín de naranjas, sandías, papayas, guayabas, papas, brócolis y cebollas. Es tal la cantidad de fervor por el descuento en las verduras que podrían aparentar por un momento el regreso mundial de la gente al vegeterianismo.

Monday, March 10, 2008

Xochimilco out

Usualmente, ir a Xochimilco siempre fue una especie de ritopara conjurar la felicidad. No importaba que tuviéramos que hacer dos horas para llegar al embarcadero, porque al final sabíamos que en algún punto la diversión, las carcajadas, la música y la cerveza nos engañarían un rato con una promesa de felicidad.
Desde que vivo en la ciudad de México he ido cinco veces a las trajineras. La primera vez me sorprendió el colorido de las lanchas, la suciedad de aquellas aguas, pero ese carnaval primaveral o primaveresco, para evitar el al-al, sobresalía sobre cualquier observación contra el paseo.
Ahí se vivía y se vivía muy bien. Las pequeñas lanchas con comida, elotes, manzanas azucaradas, mantas y velas le daban al lugar un aire aún más exótico, lo mismo que los mariachis avejentados que soportaban sus violines, los conjuntos norteños con tarolas, acordeones y guiatarras y las inmensas lanchas blancas que servían de ruteros.
No existe en Xochimilco mayor ansiedad que aquella que se puede encontrar en la mirada de los perros que esperan al lado de los canales la gratitud de los paseantes. Una vez les tiramos una pieza de pollo (miren qué desperdicio) y cayó en el agua. El perro se lanzó sobre ella y salió chorreando pero con el hocico lleno.
Todo eso y más encontraba en los canales, pero esta vez el viaje fue con mucho, más manso, más sosegado, más tranquilo. Las risas fueron estupendas, como siempre, pero algo nos faltó. P dijo con certeza, nos hacemos viejos. X agregó, y nos dio frío. Alguién más susurró, no pensamos en una cosa elemental, los gustos cambian.

Friday, March 07, 2008

Mar perdido

El mar entonces nos reventaba ante los pies. El sol estaba alto y la playa era larga larga. Atrás de nosotros estaba el cerro roto, con múltiples salientes salpicadas de verde, un cerro también rasgado en parte y que dejaba al desnudo su matriz rocosa. La carretera se alcanzaba a ver desde la playa y era algo muy delgado que se abría paso entre aquella reunión de follaje. Y el mar. El mar estaba calmo y olas tímidas llegaban hasta la playa. R escribía, sentado sobre una roca mientras C y yo casi bailábamos entre las olas. Casi se podía sentir el apoyo del sol sobre los hombros y la piel caliente que antecede a la piel quemada por el sol. Pero no nos importaba con el sabor salino del mar entre los dientes y la sensación de la arena que se desmoronaba ante nuestro peso. Y bailábamos y las olas a veces nos pegaban en la espalda y yo abría la boca para tragar agua y escupirla, emocionado con la sensación de la boca chupada por la sal como si me estuviera bebiendo una margarita. Y R escribía. Aún con el paso de los años intento comprender porqué, con aquel mar, con aquel sol, con la compañía y todo, R, escribía. Cuando uno tiene este mal, todo lo contamina.
Después salimos C y yo del agua y nos echamos junto a R quien entonces alzó el rostro y como si no nos viera, hurgó en la playa, como si quisiera descrigrar en algo de aquel mar que seguía furiosamente calmo. Y apuntó. Su dedo moreno, delgado, como una extensión del lápiz apuntó hacia una parte de la playa. Nos pusimos en pie y descubrimos aquella cosa. Sí, era una cosa del mar. Un ser que ni se nos ocurriría ver tierra adentro: una estrella marina. Tenía sus cinco típicos y a la vez excitantes brazos, una piel casi escamosa, color roja y naranja con pequeñas líneas amarillas que partían de la punta de los brazos hasta la boca conformada por decenas de dientes como cilios.
Hay que devolverla al mar, sentenció R. Pero no lo hicimos. Nos quedamos un momento ahí, viendo cómo el sol le arrancaba aquellos colores a la estrella del mar. Luego ya volvimos los tres a las olas. Mucho más tarde, cansados y con hambre, pasó un vendedor de pan de plátano. Los llevaba amontonados, inmensos como quesos, dentro de una carretija roja. Compré uno gigante para los tres. Los devoramos mientras las olas seguían calmas y a lo lejos, enla carretera, bajaba un camión de Coca-cola. No tardamos mucho ahí. Una hora después ya hacíamos el camino hacia el hotel a casi hora y media de donde estábamos.

Monday, March 03, 2008

No hay nada qué decir... y si lo hubiera, ¿para qué decirlo?

Tuesday, February 26, 2008

Tengo hambre y acabo de revisar un libro sobre los tacos de México. Aquello era un desfile de carnitas, de garnachas, de salsas de escamoles y pipián y tacos de pato o de chicharrón prensado y tacos de camarones y pescado frito y tacos de un sin fin de cosas. Por la noche, no sé, fui a pedir informes en la escuela de cocina que está a la vuelta de la casa. Me dije, ojalá no sea tan caro. Y no lo fue...

Friday, February 22, 2008

Hoy hubo baby shower en la oficina porque dos compañeras pronto serán mamás. Utilizaron para esto al sala de juntas y todo eran ayyyy.... oh.... qué bonito y risas más, risas menos. Conforme era hora de volver al fastidio de los escritorios, salían las chicas con sus platitos llenos de pizza y pastel.
Los pocos hombres del pasillo mirábamos recelosos. ¿Qué hace uno en un baby shower? se preguntó uno en voz media alta. En eso estábamos cuando un compañero salió de la sala con su pizza y su pastel.
Ahí lo entendí: comer.

Tuesday, February 19, 2008

Acabo de descubrir que Nacida del hielo es en realidad, parte de una trilogía donde también están los libros, Nacida de fuego y Nacida de la vergüenza... la historia de tres hermanas que por supuesto, buscarán su amor...
Nunca había pedido un libro por Amazon... siempre se tiene una primera vez.

Friday, February 15, 2008

Por el poder de Cormac

Siempre que veo a N. nos la pasamos platicando de libros y libros y libros. Ayer, para no variar, hablamos de Cormac Mkcarty y No country for old man. Si bien, no he leído el libro, sólo he visto la película (que últimamente es la única forma como me acerco a las historias fuera del trabajo), la película me encantó y recordé aquella vez que vi All the pretty horses, en el Rally. Recuerdo con claridad esa sensación que nace cuando estas ante algo nuevo, ante una visión nueva. Esa profunda violencia, esa violencia soterrada en los personajes me capturó de inmediato y esa búsqueda de identidad y el profundo conocimiento de la psicología de los personajes...
Semanas más tarde, curioseando en una vieja librería en la esquina de Arteaga y Zuazua, encontré un libro que se llamaba En la frontera. Le pregunté al despachador qué tal estaba y me dijo: muy bueno, acaban de sacar de ete autor una película. ¿Ah, sí? ¿Cuál? Todos los hermosos caballos, me dijo. Compré la novela sin vacilar y empecé a leer.
Me sorprendió de Cormac no sólo las cualidades que había visto en la pantalla, me refiero a las cuualidades narrativas, no cinematográficas, pero esa capacidad parabólica, las pequeñas historias que cuentan los personajes para contextualizar la historia, sin decir dejar de lado las profundas descripciones de las heridas que se hacen los personajes, narradas con una maestría tal que sientes que la página palpita como la herida o sangra como la herida.
Cuando leí All the pretty Horses me pasó lo mismo. Es de las pocas novelas (que vengan las críticas) que he releído. Hoy me voy a sentar a leer de nuevo a Cormac. Seguro estaré feliz, que al fin de cuentas, sólo para eso sirve la literatura en el fondo, para pasar el tiempo, para matar el tiempo y no para ¡¡¡¡por el poder de greyscol yo soy el narrador!!!!

Tuesday, February 12, 2008

Brianna

Ha sido un día rudo aunque el nivel de estress que pudiera tener es mínimo. Pero he tenido que correr a firmas de hojas de producción, esquivar ansiedades para que los diseñadores me impriman novelas, leer y cotejar una novela rosa y revisar varios correos donde se me anuncia más trabajo de free lance y un par de antologías donde me publicarán un par de cuentos... Y, sin embargo, nada me importa más que terminar Nacida del Hielo... desde el título se ve de lo que trata: la historia amorosa de Brianna Conccanon y Tane Grayson, un amor rebelde que crece sobre los témpanos de la soledad y el abrigo de la campiña irlandesa con ruinas druidas, casas hogareñas y panecillos de miel que inexplicablemente siempre están tibios y al alcance de la mano... ¿Se quedará Brianna Conncanon con Grayson??? Eso lo descubriré en las próximas 40 cuartillas.

Sunday, February 10, 2008

San Lucas

Fuimos el Jaguey por un sendero a un lado de la autopista. El zumbido de los carros y el rumor asmático de los trailers no nos distraían de camino y de la sensación de hundir los pies en el pasto. Adelante de nosotros unos chicos caminaban a paso un poco más rápido que el nuestro y se divertían lanzando piedras contra un anuncio que estaba ya campo adentro; entonces me pregunté hace cuánto que no lanzo piedras sólo por el placer de lanzarlas; tomé algunas y empecé a aventarlas lo más lejos que pude mientras adelante C, su hija, y D caminaban hablando del clima y del agua.
El Jaguey, nos había dicho C, era un pequeño ojo de agua que brotaba más adentro, alimentándose de las corrientes que bajan de los volcanes. De aquella agua se alimentan casi todas las parcelas de San Lucas. Pasamos la autopista, cruzándola por un túnel y salimos del otro lado, a la vista de una hacienda abandonada. C nos contó que ahí hacían ritos satánicos y había domingos que los evangélicos tomaban los solares para hacer cultos. D y yo nos miramos, y al ver las paredes grafiteadas con penes y maldiciones dijimos que no, era imposible que evangélicos fueran ahí.
La hacienda tenía al menos una construcción en pie, sin techo, con los muros encalados y otras partes en barro vivo. Del otro lado, entre los árboles y las hierbas que crecían desordenamente sobresalían otros muros y árboles que partían los pedazos de roca y hierbas que salían de ventanas semedurridas y arcos sostenidos por árboles.
Por aquí se aparece gente, dijo C, si vienes en el carro se te apagan y te tocan el techo o hay veces que sientes que te aprietan los brazos. Y el camino al Jaguey sí podría parecer tenebroso aunque sólo lo rodearan árboles y musgo y un canal de agua por donde bajaba el agua hasta el pueblo. D iba adelante y yo atrás de ella seguido por C y su hija que a cada rato se mentaban madres, divertidos. Subimos un terraplen y estaba invadido por flores y arbustos y se descolgaban a un lado del camino y ni parecía con aquella tranquilidad que estuviéramos a menos de cien metros de la autopista porque era como si todo el mundo se hubiera escondido y sólo quedara aquel camino silencioso y un tanto oscurecido por la nublazón.
Allá está, dijo finalmente C y entonces vimos el ojo de agua. Al fondo había una gran tubería azul que brotaba del suelo y escupía una corriente de agua fresca. Había a un lado una casita y un par de viejos que platicaban. Nos sentamos un rato, tiramos piedras y después nos acercamos hasta la tubería. El grueso del agua caía dentro de una pequeña pileta que conducía a los canales. Intentamos tomar agua pero ésta se nos metía en las narices. Un viejo limpiaba un manojo inmenso de cilantro que se le doblaba sobre las manos como si tuviera vida. Jugamos con el agua a ver quién tomaba más y más rápido. Yo metía apenas la cabeza y mordía aquel torrente y el agua me inflaba los cachetes y después tenía que escupir y limpiarme la frente y los cabellos. Luego D lo intentó y después C y su hija pero todo era casi inútil hasta que ideamos meter la mano como cuchurucho.
después me alejé un poco hasta el canal y metí las manos en el agua helada. El canal tenía lirios al fondo y se movían por la corriente. El agua formaba pequeños remolinos que aparecían y desaparecían en el canal invadido por musgo. Ya de regreso a San Lucas jugamos un partido de futbol. Yo sólo recordaba aquella agua cuando, desde la portería, intentaba lanzar algun pase exacto para meter gol.

Wednesday, February 06, 2008

Mineral del chico

Hacía casi seis años que no volvía a Pachuca y en este mini puente nos lanzamos hacia allá. El garu se portó a la altura y es un placer conducirlo. Me gustó mucho conducir por las curvas en el parque nacional El Chico y tomarme una cerveza en aquella minifonda que daba a la calle empedrada del pueblo y la iglesia amarilla. Comí barbacoa y pastes a morir y de regreso el tráfico estuvo bastante suave, en comparación con la salida, donde estuvimos casi dos horas varados antes de salir a Indios Verdes.
La última vez que escalé fue ahí en el parque nacional. Subimos a un pico conocido como Las ventanas y desde ahí vimos las tejas y las casitas de Mineral del Chico. Arriba llovió un poco y de regreso todos comimos en un inmenso comedor huevos a la mexicana, frijoles, pan y café y más tarde jugamos cerca de treinta personas a vecinos y esposos y no recuerdo qué otros juegos más.
La primera vez que fui a Mineral del Chico hacía un poco de frío y la neblina inundaba la carretera. M conducía y el Rilva iba de copiloto. Compramos unos esquites y después tomamos por un camino de terracería en busca de una presa para pescar trucas. Cuando encontramos el lugar y pescamos nuestra comida, nos la sirvieron en una mesa de madera inmensa, hecha con troncos rudos y la luz del sol entraba por las ventanas de forma sesgada. No había más que coronas, tres truchas, media docena de quesadillas, sal y chiles serranos pero no necesitamos más. De vuelta al D.F. venimos cantando por la carretera.
Siempre que voy a Pachuca o ese sitio me recuerdo de la primera vez que fui. Tal cantidad de árboles y cuevas se quedan en mi memoria durante un rato. Con seguridad iremos de nuevo. No sé cuando. No sé cuánto tiempo, pero iremos.

Monday, February 04, 2008

Primera señal de que me pongo ruco

Tomo poco... casi nada. Fumo, nel. Hago ejercicio, tampoco. Me alimento saludablemente: frutas, vegetales, carne, pero luego tamales, chocolates, etcétera. En suma, creo ser una persona ni muy muy, ni mal mal. Pero anoche tuve mi primera señal de que la ruquez ya me llega, me llega con un bofetón desde el futuro. Fui a ver Cloverfield Monstruo. A la media hora ya estaba mareado. Faltando quince minutos mejor cerré los ojos porque si volvía a ver esas tomas alrevesadas con giros extraordinarios iba a devolver la comida ahí en el cine. Todavía alcancé a ver algunas escenas. Pero me quedé hasta el final, pestañeaba, vi una impresionante de un bombardero dejando caer bombas (ese J.J.Abrams me cae que es un master) y nada más.
Salí todo mareado del cine, con las manos y las piernas a punto del doblez y llegué a casa a vomitar. (es lo bueno de tener el cine a dos cuadras). Me tiré en la cama y me dormí. Cada media hora me despertaba y me volvía a dormir. Lo curioso es que hace mucho que no soñaba y anoche al menos tuve diez sueños de cataclismos en el Distrito Federal y cómo los sorteaba... bueno, no hay que esperar mucho, con que vengan los campesinos a quemar tractores ya con eso se necesita para sobrevivir un cataclismo en la ciudad de México.

Thursday, January 31, 2008

Copias

Siguiendo con la oficina, hace días fui a sacar copias al segundo piso y es incríble cómo las copiadores son, literalmente, territorio prohibido. En las copias de la oficina hay una colección de carritos hot welles y de motocicletas y de pequeños darth vader. Como no estaba en encargado, en su lugar se encontraba una señora de mantenimiento. Me acerqué y le entregué la hoja y pedí varias copias. La doña, muy amena, fue y puso la hoja sobre el cristal, bajó la tapa, se peleó un poco con los controles y... nada... nada de nada. Luego, empezó a quejarse: No puede ser, no, no pueder ser, porqué, pero es que no puede ser. Y volvía a revisar el panel, tecleaba, abría y subía la bandeja y la copiadora: muerta. Y ella: no puede ser, no, no pueder ser, por qué, por qué, no, no, no puede ser.
Me fui de ahí lo más rápido que pude. Este lugar da personajes y yo me convierto poco a poco en uno de ellos.

Wednesday, January 30, 2008

Relaciones de oficina

Ayer por la tarde, mientras discutía con mi jefe unas cuestiones, empecé a escuchar mi celular y cómo el sonido de éste se venía acercando. Salí y me encontré con la editora X que venía enfurecida, furibunda, atormentada e histérica, casi gritando: ya nadie soporta el ruido. Me sorprendió que en un momento tan breve se hubiera puesto de acuerdo con la colectividad de la oficina, de cerca de 20 personas. Regresó a su oficina taconeando pesadamente como sólo ella puede hacerlo y se encerró. Pero eso me puso a pensar en el pasillo casi freak donde me encuentro. Los únicos hombres en el lugar, además de mí, son dos tipos de administración o ventas y no hablan nada. Sólo, en raros intervalos parpadean, sacan la cabeza de entre la computadora y tocan dos temas importantes: Iron Maiden o Deportes. Y en Deportes, sólo tocan dos temas: futbol americano y las águilas del América. Se ríen entre ellos, se pasan música y después vuelven a ese estado casi catatónico que tienen algunos peces para sobrevivir durante meses a la época de sol en África.
Luego están las vecinas que hablan de las popularidades literarias. Una siempre dice: qué ondiux... A mí, esa frase me repele, me suena a sesentera, a cosa vieja, a una mala copia de alguna mala copia de alguna mala canción de Alex Lora. Otra, no habla. No sé, este lugar es raro... muy raro... En el ILCE, a las tres semanas ya todos éramos amigos. En Santander, muy pronto nos integramos jefes, empleados y nos íbamos a comer. En Conarte, aunque la jerarquía se respetaba, había un excelente y trato casi de amistad entre jefes y subalternos. Vaya, yo me sentaba con la presidenta a contar chistes, cuando había tiempo de contar chistes.
Pero aquí en la editorial me descubierto que las jerarquías se hacen sentir con especial frialdad. Aquí sí importa quién es quién. Para ejemplo los empleados de limpieza que se portan casi como servidumbre. Una vez, una me golpeó sin querer al salir del baño. No fue un golpe, no, sino uno de esos momentos donde chocas accidentalmente con otra persona. Se desvivió en disculpas, en perdones, en temores. Y ya he visto a otras con la misma actitud donde ellas siempre tienen la culpa.
Yo creo que aquí no me ven con buenos ojos porque saludo de mano a uno de los chicos de mantenimiento. Él se acerca y me cuenta de sus intentos de amores con algunas gentes, me hace pequeñas bromas y yo lo escucho, vaya, como debe de ser, pero en ese momento pasa la editora X taconeando pesada y estresantemente por el pasillo y nos deja un vaho de estres en el aire.

Monday, January 28, 2008

Mi primo anda por acá y ayer fue a la casa a jugar Playstation. Si bien, he comprobado el gusto por competir con O en este jueguito... no se compara en nada a competir contra otro hombre. Cuestión de personalidades, no lo sé o restos de machismo, pero ayer le gané a mi primo al menos seis carreras en el need for speed carbon, tres más en el motor kombat, una mas en el hydro tunder y aunque en las peleas demostró ser el dios de la guerra, com se autonombró después de que en el samurais warrrior yo sólo alcancé la ridícula cantidad de 168 muertos contra los casi 221 de él, al final era obvio quién era el ganador de la contienda.
Cuando salimos a comprar hamburguesas al carbón, o a la flama más, bien, unas que venden muy cerca de la casa y que por los rumbos de la Roma son casi casi famosas, empezamos a hablar de la ciudad de México y mi primo me decía que era un aliviane venir y encontrar al menos un familiar con quien pasar los domingos por la tarde. Y es que ayer, después de que me fui a tomar un café con O al starbucks del centro comercial Reforma 222, prácticamente me la pasé con mi primo.
Fuimos a comer al mercado, después a comprar carne y las verduras para la comida de toda la semana, compramos unos yukis (raspados para la comunidad defeña), luego a un lado del mercado vimos una golpiza que un tipo le acomodó a un güey. (Me gusta la palabra acomodar en relación con golpiza, como que da la impresión de que procuró madrearlo bien, bonito, con ganas, cuidadosamente) y finalmente volvimos a casa.
Pero mi primo me decía, no sé cómo le hiciste para estar solo tanto tiempo. Y zas, recordé mi primer año en el D.F. mi única amiga que me prestó unas cobijas porque no tenía ni con qué taparme, me acordé de esos tres meses en Plateros con tipos suicidándose en los edificios aledaños, una tina de pintura que me servía de silla, comedor y escritorio, aquella semana que viví sin luz, mi televisión-radio que sólo sintonizaba un par de canales y a veces se le iba el sonido. Me acordé de ese frío en aquel departamento vacío y del calor de las migas con huevo que me daba la señora Ana. Con muy poco dinero, decidía estúpidamente darle mate lo más rápido posible. Y lo gastaba en pendejadas como ir al cine y comprar palomitas y refresco aunque el resto de los días me la pasara con una comida o dos que siempre consistía en carne grasienta y barata o en pan inmenso y azucarado.
Y ahora ya íbamos de regreso a casa con las hamburguesas en la bolsa y pensando que ya era domingo por la tarde y qué sorpresa decir, todavía es domingo por la tarde y tras casi seis años de vivir en el D.F. sigo caminándolo, sigo queriendo a esta ciudad todavía por descubrir.

Friday, January 25, 2008

Siempre no la encontramos. Siempre no. Mi primo Rubén fue al panteón el día de antier y si bien, mi tía o el cuerpo de mi tía estaba registrado en el osamentario, después de catorce años la exhumaron y la depositaron en una fosa común. Imposible encontrar o reconocer sus restos entre más de sesenta cadáveres. Creo que el sueño de mi abuela, por juntar en una misma fosa los huesos de sus hijos muertos ha terminado.

Sunday, January 20, 2008

Mi abuela nos encarga que vayamos a buscar la tumba de su hija, muerta hace 34 años y enterrada en uno de los viejos panteones de la ciudad de México, el panteón de San Isidro. Así que vamos mi primo y yo. Sólo tenemos la sección, número de fila y fosa para iniciar la búsqueda. Primero llegamos al panteón para niños y no nos sorprende encontrar juguetes y muñecas, globos y serpentinas que adornan las tumbas junto a la tierra que invade losas o árboles cuyas raíces se entierran sobre un cuadrado de cemento y parecen tomar fuerza y savia del cuerpo. Un rato deambulamos entre los sepulcros, encontrándonos muñecas y trailers de plástico. Ruben se asoma sin pudor en los nombres, mueve con tosquedad los arbustos.
Tarde nos damos cuenta del error y cuando llegamos al otro panteón de San Isidro es literalmente como recorrer una ciudad. Las tumbas se adosan con pintura blanca y cielos rasos y verjas de metal o simples láminas. Un hombre arranca con fastidio las flores secas de una corona mientras otro lava su coche a la vera del camino secundario. Mientras buscamos la tumba de la tía encontramos a una chica que escucha una canción y observa una tumba y luego damos con un hoyo con la tierra fresca.
Parece romería. En un entierro, un señor espera a que termine la inhumación. Lleva en su triciclo los infaltables cacahuates, las gomitas de azúcar, las habas enchiladas. ¿Quién puede pensar en comprar a la tumba de un ser querido?, me pregunto, pero cuando volvemos a pasar al menos unas cinco personas hacen fila ante el triciclo del hombre. No encontramos los huesos de la tía María Elena. Murió de cáncer en las piernas hace casi 34 años. Nunca iría a imaginar que dos sobrinos que no conoció un día andarían buscándola. Tal vez nunca lo imaginó.
Ni nosotros.

Thursday, January 17, 2008

Sin el saludo de hoy

En la oficina poca gente me saluda. Yo las entiendo, están en las alturas de los programas editoriales del país. Son la crema y nata del sistema literario. Aunque estoy en el pasillo, pasan con aire altivo, o prefieren mirar hacia la otra pared en lugar de decir un cortés: hola o buenos días, pero hoy recapitulé que hay una chiquilla nerviosa, traviesa, que tampoco lo hace. Es la asistente del diseñador en jefe. Saluda a la chica del escritorio de al lado, a la mujer del escritorio a mi otro lado pero a mí, silencio, silencio, mirada hacia la otra pared. Yo me le quedo viendo, le clavo los ojos en la espalda. Nada, nada, nada. Al menos mi jefe, cuando pasa, se queda un rato y después se va.

Monday, January 14, 2008

Premoniciones

Hace mucho tiempo una maestra, en la preparatoria, nos pidió que escribiéramos cómo nos veíamos en diez años. Imagino que mi grupo sólo escribió esperanza en aquellas hojas ahora perdidas. Teníamos 16 años, el verano estaba por iniciar y todo el viento soplaba a nuestro favor. Aún recuerdo lo que escribí en aquellas hojas. Era un deseo simple. Me imaginé en una casa, en una ciudad pequeña, pero con el suficiente trabajo para vivir. Escribiría para diversos periódicos y revistas. No sé si tendría un auto en la cochera, pero esa era la vida tranquila que me imaginaba a los 16 años.
Ahora han pasado casi 14 años desde entonces. El verano aún sigue y todavía quisiera tener aquella premonición que entonces vi tan clara, tan real que casi pude irme a dormir a la cama después de un día de estar escribiendo. Decláralo, dicen, y se hará.

Monday, January 07, 2008

Cucharas

A mí me parecía fantastico aquello. La anciana curaba el dolor de estómago sólo con pasar una cuchara llena con aceite sobre el estómago. En algún momento la mujer probaba el aceite y le ponía unas pizcas de sal. Y uno estaba tendido en la cama, con la mirada perdida en las vigas de madera y el techo de lámina carcomido. Se podía ver la luz del día mientras sentías aquella cuchara pasar en círculos por el vientre. A la señora le decíamos Madrina o Tía, ya no lo recuerdo pero era obvio que por mi sangre no corría ninguna sangre familiar a ella. E íbamos a verla cada que podíamos. Tenía la piel curtida por la vejez. Era imposible seguir el rastro de sus arrugas de su rostro avejentado. La mano tenía lunares dentro de los lunares, aquellas manchas cafés eran como soles envejecidos en los que nacían y morían otros soles. Y pasaba la cuchara con aceite con suma tranquilidad y probaba el aceite. Nunca más me han vuelto a curar con semejante acto de magia y de niño siempre necesité de la cercanía de los doctores. No sé qué ocurrió de ella. Murió, con seguridad. Su casa aún está en la colonia, tiene el mismo color verde gastado, la puerta de madera es la misma pero al interior de la casa sólo se ve oscuridad y al acercarse a tocar la madera se tiene la sensación del frío que la madera recoge con los años, uno siempre dispuesto a explotar en los recuerdos. La madrina, la vieja, la tía. Nunca más volvieron a curarme con semejante acto de magia: llenar una cuchara sopera con aceite y pasarla por el vientre con movimientos circulares pero uno se estaba ahí, quietecito, buscando la luz a través de los hoyos del techo, cercano a la madre, aferrado a quién sabe qué fe.

Tehuacán

Por un momento me imaginé una vida en Tehuacán: caminar por el escaso centro, ir al cine a los modernos Cinépolis, por las tardes leer a la sombra de los árboles, ir con los amigos a elotizas y mientras salen los elotes de la lumbre comer taquitos de rajas con huevo, tomar peñafiel como bebida nacional, ir en el coche por calles sin tránsito y sin tránsitos, el frío de la madrugada, los terrenos inmensos con perros y árboles...
Sí, la vida también podría ser buena en Tehucán.

Friday, January 04, 2008

Se llama Ipatropio y es mi más reciente descubrimiento en búsqueda de algo con qué contener el asma. Me siento como con juguetito médico nuevo. Es mi nuevo gadget bronquial. Y se une a la no tan vieja prednisona y el ya más que conocido y reconocido ventolín.

Ahora sí, sólo falta que hagan efecto.

Wednesday, January 02, 2008

Mis regalos de navidad

Bueno, bueno, no sé si me porté mal o bien este año que pasó, pero wow, mis regalos de navidad estuvieron super. Vinieron mis hermanas a visitarme y aunque estuve trabajando, me pude escapar un par de veces para llevarlas a comer a Coyoacán y a Parque Delta y a subirlas al mirador de la Torre Latinoamericana. Y anoche vino el papá de O y cenamos como en familia. Esos dos fueron excelentes regalos aunque no salimos del Distrito Federal. Sin embargo, debo de agradecer el PlayStation2 y los cinco discos con juegos de carreras, peleas, futbol y arcades. Ahora seré videgamer. Amigos, tengo dos controles, uno inalámbrico y otro normal, pero no necesitamos nada más. Se abre la temporada de juego. ¿Escribir? Bah, quien piensa en escribir con un playstation en casa.
Hoy buscaré de nuevo a Ninfa Santini. He pensado lateralmente en ella desde hace meses, cada que me enfrascaba frente a los nachos con palomitas o ante los suculentos platos del Daikokú. Pero ya es necesario verla. No puedo seguir así. Necesito su guía.
Que melodramático.