Thursday, December 11, 2008

Anoche se presentó Diario de las especies, de Claudia Apablaza, acá, en Jus. El buen Tryno anduvo presentándolo. Vino con D y al terminar todos nos fuimos a celebrar a una cantinita en la calle de Cuba. Le digo a un conocido que estaba toda la clica sudamericana en la mesa, además del buen R N, N C, A M, Nicole y MH. Ya había olvidado lo padre que es estar con amigos en cantinas. Eso me hizo recordar que, efectívamente, hace años que no voy a una cantina, me pido unos tequilas, como cacahuates y me integro en la charla. Para mí, la fiesta, o lo más cercano a ella, tiene que ver con el movimiento, ir a un lado, sonreír con alguien, moverme inmediatamente. Me gusta estar en todas partes y en ninguna. Ya había olvidado esta sensación de la música a todo volumen, de las meseres chaparritas o boluditas. Ademas, qué cosa esta de entrar a una cantina y no encontrarte el humo del cigarro. Es como una revelación, jajaja. Pero, así las cosas. Ahora que vaya a Monterrey, procuraré citarme con algunos amigos en varias cantinas, sólo para recordar.

Wednesday, December 03, 2008

Hoy me definieron muy bien: soy una persona que toma las decisiones más complicadas y que no se sabe imponer a los demás. Ya qué le hago, tengo 31 años, creo que ya me jodí.

Tuesday, December 02, 2008

Me dice O que deberíamos de estar muy, muy contentos. Sé que tiene la razón, pero no deja de enfurecerme, sí, de enfurecerme, el saber que mi sueldo se retrasará tanto tiempo. Me gusta mucho el proyecto, la gente, el lugar, las intenciones, pero ya son dos veces que ocurre en menos de cuatro meses. ¿Qué hacer, cuando las plazas de a lo que me dedico son tan escasas y diría también, tan amañadas? En el fondo, a lo que me da coraje, es que me encuentre ya tan amansado. Pero aparte, cómo es que alguien te dice con tanta tranquilidad, sabes qué, esto se va atrasar por esto y lo otro y vovlerse campante, cuando sabes que además, ese personaje sufre el mismo retraso. Es decir, qué acaso no se puede uno reinventar cuando quiera aunque la empresa falle o la dirección en la vida. Creo que en el fondo, lo que me da coraje, es que he ido perdiendo mi rebeldía de decir, saben qué, "tan tan y a chingar a su madre", como refiere una vieja anécdota del maestro Hugo Argüelles.

Monday, December 01, 2008

No sé ustedes, pero hay dos tipos de películas mexicanas que me deprimen mucho y no son, por supuesto, ninguna de Pedro Infante aún y cuando fuera "Una ventana al cielo". De estas películas, más que deprimirme en sí la factura o hechura de ellas, lo que me aburre y fastidia son los personajes que muestra; me da la triste impresión de que no puede ser que durante tantos años nuestros iconos del cine mexicano fueran estos. Y por iconos me refiero sólo a dos: a Vicente Fernández pero, aún más peor, la India María.
Me ponen de nervios, como diría una amiga, así los pasen brevemente en la televisión o bien, los vea en las decenas de televisiones que hay en los alrededores del mercado de San Cosme, que en estas épocas navideñas se ha vuelto una locura de pinos, luces multicolores y otras lindezas por el estilo. No puedo creer que durante tantos años, a ellos les perteneció las producciones del cine mexicano. La India María, por el amor de Dios, un personaje tan patético, tan triste, una crítica tan absurda y Vicente Fernández, (excelente cantante, eso que ni que), con sus personajes pueblerinos, luchones, entrones, pero que siempre terminaban en un melodrama espantoso o una dicharachería ramplona.
A ellos deberíamos de agregar a Juliancito Bravo, un decano. Si me preguntaran por las películas de mi infancia tendría que, a fuerza, referirme a todos ellos. Poblaron, con su gracia o la ausencia de ella, mis tardes infantiles, robándole cámara a Capulina de quien, debo decirlo, fui fan durante una temporada hasta que se separó de Viruta. Pero son esas tardes de hartazgo las que recuerdo con Vicente Fernández y la India María, con Juliancito Bravo o Viruta.
Ayer que fui al mercado a buscar algo de comer ¿qué comí? ah, ya me acordé, vi en una televisión a la India María queriendo subir una cabra a un taxi y me dije, ¿así somos? ¿Esto es lo que queremos mostrar de México? No sería mejor poner el nuevo cine mexicano que ya abusó de la crítica social o de perdido, una repetición más de Amores Perros?
El caso es que volví a casa medio malhumorado y sólo me enojé más cuando vi las noticias y la cruzada por los más necesitados que Bejarano acaba de anunciar. ¿Este señor no tiene dignidad? ¿Acaso los mexicanos, tenemos dignidad? Sí, me dije un poco feliz, tenemos la dignidad de la India María, la dignidad de Vicente Fernández, esa dignidad que Televisa nos lanzó a diestra y siniestra cuando la noticia de la crisis estaba a todo lo que daba: la del que sigue chambeando aunque lo sigan robando, sí señor.