Monday, May 29, 2006

Don Rafa

Encontré el nuevo departamento gracias a que me gané la confianza de Don Rafa, el portero. Le di para sus cocas (en realidad no llevaba mucho dinero) y al día siguiente me llevó con el dueño del edificio.
Todas las mañanas, cuando salgo rumbo a la Fundación o dar clases, don Rafa anda en la calle vivoreando a las mujeres que pasan o dándole orden a los coches en el estacionamiento. Todo mundo lo saluda e imagino que es, como esa persona que lleva años en la misma calle y se ha ganado a pulso su lugar en el recuerdo.
Y siempre que salgo me dice alguna frase que parte del ingenio del momento. Hoy me dijo: ¿Ya listo para chingarle? Claro, don Rafa. Pues así me gusta, repitió (siempre dice que así le gusta x o y cosa) que le haga igual que yo: jodido pero jodiendo.
Esa fue al perla de sabiduría del día de hoy de don Rafa: jodido pero jodiendo.

Friday, May 26, 2006

Así que 29 años.

No se siente nada.

Monday, May 22, 2006

Acercándose a los 29

Pronto me acerco ya a los 29 años. Me pregunta una amiga que cómo me voy a fetejar y la verdad es que no tengo ni idea. El próximo año tendré 30 y aunque la elucubración es ¡válgame Dios bien simple! encierra un significado mayor. 29, 29, 30, 29. La vida discurre muy pronto, muy rápido.
El sábado una alumna, amiga, me invitó a comer a un Vip´s. Pedí una ensalada de mango con pollo. En la charla se fueron hilando los años: cuando dejé Monterrey para ser becario del Centro Mexicano de Escritores, cuando renuncié a IBM y después al ILCE y finalmente estos plácidos meses en la Fundación. Has llevado una vida muy intensa, me dice, pero yo más bien recuerdo que junto con las buenas tardes y noches, ha habido muchos momentos de abulia y fastidio.
Hace tiempo un amigo, refiriéndose hacia otra persona, me dijo: cuando sepa que la vida es bien aburrida, su prosa también va a cambiar. Puede ser.
29 años, 28. No tengo pensado ni hacer un viaje a Veracruz como cuando cumpli 25, ni hacer xochimilcazos como cuando cumplí 26 y 27, ni menos, volver a Veracruz a sacarme la espina cuando cumplí los 28. Tal vez no haga nada y simplemente me vaya a cenar con O a mi casa y yo le prepare de cocinar algo ligero. Una pequeña reunión con ella tal vez.

Saturday, May 13, 2006

156 para agradecer

Cuando empecé a escribir este blog no sabía que pasaría con él. Al principio los temas salían de muchas vertientes y era difícil darle un "alma". Leía otros blogs e intentaba saber en qué residía su éxito y el que mucha gente los tuviera en sus links como los blogs chidos que leo. Y me preguntaba, en la vanidad, qué ocurriría con mi blog.
Después de algunos intentos terminé separando mis apuntes de blog en dos. El blog con textos de creación, ensayo, poesía, artículos varios se convirtió en www.instintocontagioso.blogspot.com y decidí dejar en este, el kozamianas, lo esencial, lo que me importa más que la creación: mi familia, mis recuerdos y la gente que quiero.
Curiosamente, el blog de instinto es al que le he dado más difusión e incluso viene descrito en la solapa del libro negro e incluso, muchos de los textos que están en él saldrán pronto a la luz bajo el sello de la Universidad de Guanajuato, en la colección Anaquel. Necrologías, se llamará el libro de varia invención. Ese blog tiene más de 190 entradas a pesar de que es en realidad mucho más joven que kozamianas.
La única respuesta que encuentro a esa proliferación es que es más difícil, de alguna forma, de hablar del corazón y se da con mucha más facilidad hablar de ficción, no ficción y ese juego que son siempre las ideas.
A veces me sorprende, porque este blog impudico, puesto que esta en web, tenga comentarios sobre lo que escribo en él. Y siempre los leo con mucha emoción y curiosidad. Afortunadamente nunca han sido comentarios ofensivos, imagino que, porque tal vez de alguna manera este blog no puede ofender a nadie. Y casi nunca, también, contesto mis comentarios. Son como reglas extrañas que cada quien toma. Pero, hoy, vine a escribir porque, en realidad, agradezco mucho sus lecturas. De pronto me sorprende alguna amiga y me pregunta por cosas que nunca le he contado y a mi cuestionamiento de cuándo se lo dije, me responde un tranquilo: lo leí con kozamianas.
Nos mostramos siempre en este medio y nos leemos. Muchas gracias en este post 156 a todas las personas que han leído estas palabras, esta desnudez. Muchas gracias por tomarse de pronto el tiempo de decir: Vamos a ver que hay ahora en kozamianas y no encontrar nada nuevo o algun retazo más de cómo la vida se me va armando. Muchas cosas han pasado desde ese septiembre del 2004, cuando en el ILCE inicié este blog. Ya ni en el ILCE estoy y veamos para dónde sigue este camino.

Thursday, May 11, 2006

El gran acto jamás presentado

Mi colonia, cuando yo era niño, era un mal barrio. Cantinas por muchas partes, pandillas que se peleaban por un pedazo de calle, mujeres que murmuraban en las esquinas antes de pelearse y puestos callejeros de tacos de bisteck le daban vida a ese espacio insólito, terrible, lleno también de montes baldíos donde mis primos y vecinos de la cuadra armábamos pequeñas batallas campales. La flanqueaban por un lado (la siguen flanqueando, delimitan sus horizontes, marcan sus fronteras de por sí deslucidas, borradas que hay en toda colonia de ciudad), una clínica hacia el norte, una vías de ferrocarril hacia el sur. Al Poniente la lustrosa avenida Felix U. Gomez y al Oriente las naves industriales de Aceros Planos.
En esas calles se dio cita muchas veces la violencia y la muerte pero también el festival. A veces iban pequeñas ferias pueblerinas a sentar sus reales en los baldíos. Las luces de colores disfrazaban la noche con un carnaval efímero y el olor de las palomitas bordeaba la oscuridad, humedeciéndola de mantequilla. En otras, circos viejos, con telones raídos, carpas remendadas y leones flemáticos asistían a otros de sus llanos. Pasaba entonces una combi (casi siempre eran cmobis) y en megáfono invitaban a las magnas funciones de circo, a payasos de cuyo nombre no me acuerdo.
Acaso la magna función de circo en mi colonia ocurrió una noche cuando un circo presentó por única vez el "gran acto de todos los tiempos" de "la rueda de la muerte". La noche tenía expectativa. Los pocos que logramos entrar presenciamos cómo, luego de los insignificantes payasos, los gatos que caminaban por una escalera y saltaban, aparecía una gran bola de hierro. Esférica, hueca por dentro. El anunciate dijo que una a una iría a entrar cuatro motos a la esfera. El ruido de los motores tronó en la noche erizando pieles y avisando a los ojos a no perderse nada, a beberse esas imágenes para que no quedaran en el olvido. Una a una las motos entraron y cada una era recibida con regocijo y aplausos callados.
Cuando las cuatro motos se estabilizaron en distintas trayectorias dentro de la esfera el anunciante volvió a aparecer y dijo: Ahora, "Estrella entrará". ¿Quién era Estrella? Quién sabe, pero cuando la chica, vestida con un diminuto vestido plateado y lentejuela apareció en el ruedo una exclamación de asombro nos invadió. Era frágil, al menos esa impresión nos dio.
Apenas entró sólo era el sonido monocorde de las motos al pasar frente a ella, a un lado, moviéndo con la cauda de su velocidad su pelo, el vestido casi erótico, la sonrisa tatuada. Y yo imaginaba un choque, una moto que caía sobre ella, un cuerpo despedazado pero Estrella, al interior de la esfera, se iluminaba con un aura de gigante. Luego salió y las motos hicieron lo mismo.
No hubo más en la función pero afuera alguien dijo que eso ya lo había visto en otras ciudades y en otros circos. A la semana se fue el circo y nunca más volvieron las motocicletas a esas calles a causar prodigios más que para entregar pizzas o periódicos. No recuerdo cuando fue que los circos dejaron de ir a mi colonia Moderna pero sé que ahora, ese llano, es una gran bodega color gris en la que embodegan sacos de harina. A veces, cuando paso, cuando esta larga estadía defeña me permite ir al contacto con mis calles, pienso qué será de esa Estrella. Si, como esa noche, salvó a la muerte o hubo una infortunada tarde en la que las llantas finalmente lamieron ese filo grandioso de su falda.

Monday, May 08, 2006

A veces no hay nada que decir.