Otra vez, en donde laboro, no me van a pagar. Así vendrán las navidades, estériles, porque de todos mis deudores sólo uno (gracias MM) se ha portado bien. Tengo tanto que escribir y debo de entregar varias cosas que creo, lo mejor sería abandonar este trabajo que sólo me hace hacer corajes, debería de romper de nuevo las naves y vivir un año sabático o de perdido tres meses sabáticos para terminar todo lo que debo de terminar que es sin duda, una mejor oportunidad para mi vida que ser editor. Yo nunca soñé con serlo y menos he tenido en todo este tiempo la vanidad de decirlo, "soy editor". Una vez me dijo un amigo, de tenerte como editor a autor del sello, prefiero lo segundo. Tal vez lo dijo cuando se me fueron unos "detalles" en la página legal, jajaja. Además, acá todo mundo sabe o tiene la clara de idea de cómo se debe de llevar una editorial y no creo que mi opinión cuente en realidad, para lo más mínimo. Debo de tomar de nuevo una decisión. Dejarlo de nuevo todo, aunque eso implique de nuevo apretarse el cinturón y no comprar algunas cosas que pensaba, ufanamente como todo chico regio que soy, tan al tanto de lo que digan los demás y de las vanidades materiales, comprar este fin de año. Me detiene que ahora tengo ciertas responsabilidades ya no sólo conmigo.
Hoy en la mañana, miré el cielo y no había rastros de lluvia. De un tiempo acá lo echo de menos, la lluvia, la simple y clara y deliciosa lluvia. La última imagen que tuve hoy de la casa fueron las macetas grises, las plantas desfallecidas. Y me dije que sería un excelente día y ya ven, no pagarán, casi discutí con una amiga, en fin.
Hoy en la mañana, miré el cielo y no había rastros de lluvia. De un tiempo acá lo echo de menos, la lluvia, la simple y clara y deliciosa lluvia. La última imagen que tuve hoy de la casa fueron las macetas grises, las plantas desfallecidas. Y me dije que sería un excelente día y ya ven, no pagarán, casi discutí con una amiga, en fin.