Thursday, July 31, 2008

El sueño se me ha ido y navego sin rumbo fijo por el internet, en realidad, sólo visito las páginas conocidas, los blogs de un par de amigos, juego, me aburro. Acabo de ver cómo unas chicas españolas golpean a una ecuatoriana. Recuerdo entonces la novela de un amigo que está por salir donde se habla de todas las peripecias que los migrantes tienen en cualquier país, pero específicamente en España. Yo no quiero migrar a España ni a Estados Unidos. Yo estoy muy feliz en mi país. Me gusta saber que tengo sus ciudades al alcance de la mano, la familia y los sitios conocidos. Me gusta saber que a dónde quiera que vaya mantengo un código en común con la gente pero sobre todo, que aún no confino, ni defino, incluso, dentro de mi país, a mi país. Sólo por mencionar un ejemplo, recién acabo de descubrir Xalapa y qué hermoso es Xalapa. Estaba en un mirador de la plaza principal y desde ahí (Xalapa es una conjunción de montañas verdes, de boulevares angostos y arbolados, de casas de techos de tejas y anuncios panorámicos modestos), se podía ver la ciudad, la neblina que ya inundaba las calles y se peleaba con la luz de los faroles. La feria del libro a la que había ido, incluso, me pareció fabulosa. Tres pisos de stands, libros, muchos niños correteando por los pasillos. Así que yo estoy a gusto en México y por el momento no pienso en vivir el sueño español, pero no por eso me deja de dar cierta frustración y cierto dolor ver cómo golpean a latinos en otros países. Aunque claro, lejos está de decir que México ha sido asilo para muchos ciudadanos de tantos países, puesto, que, cuanto lo ha sido, también le ha dado su carga de humillación a quienes nos han adoptado como una segunda patria. Pero, en Xalapa conocí a una chica polaca y por ninguna parte vi que la sintieran como una chica que venía a quitarnos o a quitarles, algo del verde de las montañas. Pobre España, siempre cargando con el Frankenstein que conquistó pero que no colonizó. Al igual que en la vida, ya que se llevaron el oro, ahora, creo, les toca aguantar. Por supuesto, no lo harán.

Wednesday, July 23, 2008

El Rilva cumple años. 33 añotes y dice mi hermana cómo es que a los 33 años seguimos pensando que somos jóvenes. Le contesto que es solo gracias a la imaginación y a que, técnicamente, aún no tengo esa edad.
Pero bien por los 33 años del Rilva. La conocí hace mucho, en 1995 y puedo decir que es de mis amistades más viejas. Claro, él es ahora más viejo, aunque siempre lo ha sido. Habría sido padre haber ido a su boda y a su fiesta ahora, pero el huracán no sé qué nombre va a llegar a Monterrey esta semana y los regios siempre nos ponemos muy alebrestrados con eso de los huracanes.
Salud!, Rilvilla.

Tuesday, July 22, 2008

Llego y la gata está comiéndose una salchicha que medio cocí el domingo. Está bien escondidita bajo la escalera. La llamo y nomás pela los ojoyos, para las orejillas y maulla. Ya me acerco y sí, está muerde y muerde y ronronea como si nunca le diéramos de comer. Me decepcionas, Nadja, le digo pero ella sigue comiendo feliz, feliz, igual y recuerda cuando era gata callejera y una salchicha en la calle era un manjar. Igual.

Saturday, July 19, 2008

Es sábado. La ropa se seca al sol.

Tuesday, July 15, 2008

Tengo un transformer en mi escritorio, transformado, digamos, en la modalidad de robot. El otro está en el patio, vigilante, por si llueve. Son, creo, los únicos juguetes que tengo actualmente, pero ey, tengo juguetes (el play station no cuenta porque me da un poco de flojera sentarme a conectarlo). Últimanente, le pienso a escoger entre un libro o el transformer. Digo, hay tanta gente tan loca allá afuera con sus ideas sobre la literatura que el transformer me sienta bien. también hay libros interesantes, claro, pero ahorita traigo como que una fascinación por estas madrinolas que se vuelven avión, carro bombero u Optimus Prime. De lujo.

Saturday, July 12, 2008

mi gente

Últimamente sólo me interesan mis dos aldeas en la página de www.travian.net. Antes de irme al trabajo entro en ellas y cuando vuelvo de él también y a veces, a la hora de la comida reviso mis cuentas y veo en cuánto van los recursos de cada una de ellas. (Es un juego en tiempo real). Busco en las noticias que no me hayan atacado jugadores de otras aldeas y respiro en paz. En una tengo casi 281 habitantes y una fuerza bélica algo decente, tomado en cuenta que es casi un tercio de mi población total. Tenía más, muchos soldados más, pero tuve dos expediciones fallidas contra un par de aldeas. En una, me hicieron prisioneros, en la otra, por error, en lugar de apretar el botín de "cometer atraco", oprimí la orden de "refuerzos". Cuando volví al juego mis tropas habían sido destruídas.
Mi otra aldea, es relativamente nueva, la inicié apenas la semana pasada, pero ya va en los casi 126 habitantes. Ahí no tengo soldados, estoy dedicado enteramente a la producción. Mis arcas están llenas y si bien, un sujeto ya me robó, ahora al menos llené el territorio con trampas y más trampas que capturarán soldados enemigos en caso de otra invasión.
No sé hasta cuánto seguiré con este juego, pero pocas cosas me estimulan en la vida real como para dejar el travian. No sé tampoco, si es divertido, pero al menos me embota la cabeza. Es como ver televisión. No pasa nada en mi cabeza, sólo veo el contador de recursos para saber hasta cuándo podré volver a construir algo. Espero pronto llegar a los mil habitantes y tener un ejército poderosísimo.

Saturday, July 05, 2008

Cada día tengo menos qué contar o tal vez, no encuentro el motivo para contarlo aquí. Al menos dejo la marca de mi abulia bloguera. Saludos.