La serie, que tal vez muchos conocen o no han podido ver trata sobre tiernos animalitos del bosque: conejitos, puercoespines, armadillos, osos hormigueros, castores, mapaches y un alce que en cada capítulo de menos de tres minutos son golpeados, cortados, cercenados, mutilados, defenestrados, quemados, descuartizados, mutilados y en el menor de los casos decapitados por hachas, árboles, material explosivo, pinzas, tijeras o camiones.
Un capítulo al azar es una forma excelente de definir esta semana histórica. Un castor le construye su casita en el árbol a una zorrillita feliz. Cuando la casa se termina la zorrillita abraza al castor y este pone cara de satisfacción. La zorrillita sube a su casa y entonces la casa explota y se cae a los pies del castor. La zorrillita sufre. El castor va a un toma de agua pero la encuentra cerrada. Entonces, ve una tina y se la vacía. La zorrillita se prende más porque la tina tenía material flamable. Asustado, entonces, el castor decide utilizar otro medio para apagar el fuego y comienza a patear a la zorrillita hasta que la misma sangre de su amiga termina por apagar las llamas. Negra, sin carne, apenas huesos requemados, la zorrillita levanta su pulgar.
Esta semana nos quemaron, nos mutilaron y más y la gran mayoría permanecimos o permanecieron como estos niños que no se cansan de ver cómo se mutilan conejitos y alces. Semana crucial, creo, en el registro de la historia mundial y local fueron primero la muerte de Juan Pablo II en El Vaticano, después la muerte del príncipe Rainero en en Mónaco, luego la cancelación de la boda del príncipe Carlos y Camila Parker y finalmente, tal vez porque nos llega más cercano, porque no pega más de lleno, el desafuero a López Obrador.
Y ante todo ello permanecimos como los niños de cinco a ocho años como máximo que ven cómo se mutilan los animales. ¿Cómo crecerán estos niños con esta violencia? ¿Cómo les entregaremos cuentas de este mundo donde los mayores? (nunca creí utilizar la palabra mayores cuando me refiriera a mi).
Me atrevería a decir que esta semana marcó el cambio en la suerte de muchos seres de este planeta. Ya sea desde las noticias locales como la muerte de Rainero, la boda cancelada o el desafuero de Obrador hasta la noticia mundial de la muerte de Karol Wojtyla, esta semana ha sido tocada por el destino para cambiarlo y reformularlo todo. A pesar de la madurez del mundo, a pesar de la vejez de la tierra y de la historia humana, creo, nunca dejaremos de ser niños en esta tierra. Niños azorados pero cada vez más acostumbrados e indiferentes a la violencia. A mi aún me producen ciertos ascos y rechazo la caricatura de Happy tree friends pero hay momentos en los que me sorprendo con una sonrisa clavada en las mandíbulas ante los chorros de sangre que se coagula maravillosamente roja.
Semana roja, pienso también. Hoy es 8 de abril de 2005. Mañana inicia entonces otro conteo. ¿Qué tan bien o qué tan mal saldremos librados?
Semana roja, pienso también. Hoy es 8 de abril de 2005. Mañana inicia entonces otro conteo. ¿Qué tan bien o qué tan mal saldremos librados?
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