Wednesday, September 20, 2006

Retratos familiares

Jorge
Mucho tiempo mi hermano Jorge fue un extraño pero yo me lo encontraba en la calle. Mi hermano Jorge, lejos, siempre está cerca. Muchos Jorges han salido a mi encuentro. Hombres parecidos, miradas parecidas aparecían frente a mí en los sitios más insospechados. En un restaurante al lado de la carretera a Morelia, en una presentación de libro, en la mesa frente a la cual revisaban unos textos. Estudió ingeniería civil y desde adolescente se veía que resultaría un hombre práctico para zapatas, construcciones y composturas. Fue, durante mucho tiempo, la verdadera mano derecha de mi tío Roberto. La responsabilidad le sentaba bien. Un día me di cuenta que no lo conocía. ¿Quién era mi hermano Jorge? ¿Sólo un ingeniero civil, sólo un hombre con mi sangre, salido del vientre de mi madre? ¿Sólo alguien que pasaba los fines de semana con sus amigos después de la escuela? ¿Alguien a quien le quitaba, prestada, la ropa? Lo descubrí de niño cuando jugaba al fútbol con nosotros en la calle. Lo redescubrí la tarde cuando le rompí un diente al lanzarlo contra la pared. Lo redescubrí cuando juntos, en la camioneta de mi tío, espíabamos a las muchachas que pasaban por la calle. Y fue imposible no acordarme también de mis otros Jorges: esos hombres tan parecidos a él en voz, ojos, rostro: Jorges extraños en la calle y en presentaciones de libros. Al verlos me daban ganas de abrazarlos, de hacerme su amigo, pero no lo hacía. Hoy mi hermano Jorge no es un extraño para mí y no me he vuelto a encontrar a ningún hombre que se parezca a él. Juntos terminamos de construir la casa de mis padres. Juntos andábamos en una camioneta con aparatos de aire acondicionado en la caja, listos para ser limpiados, desarmados bajo el sol. Juntos huímos también de los regaños de nuestra madre cuando nos portábamos mal. Esta es la imagen final como lo recuerdo. Vamos por un llano, el sol nos pega en la espalda y nuestra sombra lame las piedras y arbustos. Atrás viene mamá persiguiéndonos y nosotros vamos risa y risa, huyendo de ella.

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