Tuesday, July 22, 2008

Llego y la gata está comiéndose una salchicha que medio cocí el domingo. Está bien escondidita bajo la escalera. La llamo y nomás pela los ojoyos, para las orejillas y maulla. Ya me acerco y sí, está muerde y muerde y ronronea como si nunca le diéramos de comer. Me decepcionas, Nadja, le digo pero ella sigue comiendo feliz, feliz, igual y recuerda cuando era gata callejera y una salchicha en la calle era un manjar. Igual.