Thursday, June 22, 2006

el libro rojo

Epigmenio me habla por teléfono para decirme: Ya tenemos tu libro, ven mañana por él. Su frase, por demás escueta, me emociona. Un libro nuevo. Otro libro. Es fabuloso tener un libro nuevo. Mi libro rojo. Así le llamo porque la portada es blanca pero una mujer con sueter rojo se encuentra en ella. No es una fotografía sino una pintura de César Córdoba que seleccionó Alberto Cué para la portada. El libro rojo. Rojo como algunas tardes cuando el horizonte se ponía de ese color camino a Aguascalientes. Rojo como la sangre que salió de la aguja cuando me pusieron suero, rojo, rojo, rojo.
A cambio, tengo un libro negro y se supone, pronto saldrá un libro blanco. Pero ahorita, lo que me importa es que tengo un nuevo libro rojo. Dejaré esta calle. Los cuentos que vienen en ese libro son una forma de recordarme mi infancia en la colonia Moderna. Las maquinitas de doña Julia, la secundaria 33, las naves industriales de Aceros Planos, los puestos callejeros y las pandillas así como los camiones de la ruta 127 que a veces pasaban interrumpiéndo nuestros partidos de fútbol vienen en ese libro.
Mi libro rojo me gusta. Tiene mi nombre en rojo y es el número 317 de la colección de Tierra Adentro, una colección que ha albergado, sin rodeo alguno, a muchos de los más talentosos narradores y poetas de nuestro país. Ahí han publicado amigos como Toscana, Hugo Valdés, Joaquin Hurtado y Susana Pagano, sólo por mencionar algunos. Y ahora tengo mi libro 317, un libro rojo y nuevo, un libro que salió gordo, en comparación al anterior, casi 110 cuartillas. Está bien que se llame Dejaré esta calle porque en realidad, al leerlo, al menos para mí, será volver a esas calles de mi colonia y también, a mi infancia.

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