Monday, August 21, 2006

Albercas

En las albercas ocurren siempre momentos dichosos. No es lo mismo corretearte en la calle a dentro del cuerpo del agua. Albercas. Hace mucho que no me metía a una de ellas. La última alberca a la que entré fue el mar en Acapulco y la sensación me gustó a pesar de sus inconvenientes. Ayer fui a Las Estacas en el municipio de Yautepec, en Morelos. Socorro cumplía años y no sé en qué momento nos encontramos O y yo en la central de autobuses de Oaxtepec, un municipio que parece existir sólo para tener balnearios.
Aún era un largo camino para llegar a Las Estacas. Abordamos un taxi y vimos parte de la ruta Zapata y una hacienda con sus muros renegridos y un acueducto que atravesaba la carretera. Albercas, albercas. Mientras nos cambíabamos recordé que hacía años que no entraba en ese espacio rectángular poblado por agua. Tal vez, mi último grato recuerdo de una alberca tenga que ver con un día de campo que hizo la fábrica de pantalones donde trabajaba mi papá. El balnearrio se encontraba en el Cerrito. Recuerdo el sol y el escozor. Recuerdo que a los tres días me seguía descarapelando.
Inmediatamente a ese recuerdo se alterna otro: un viaje a El Barrial con mis compañeros de la preparatoria. Fue un viaje casi inaugural. Subimos todos a un autobús. Compré un periódico cuando no era usual que los estudiantes de preparatoria leyeran el periódico y ahora pienso si, actualmente, los jóvenes de quince o dieciséis leen el periódico. ¿Lo comprarán? Me aventuro a decir que no. Pero, fuimos al barrial. En la tarde nos salimos a caminar al cerro. Encontramos un toro suelto y pasamos muy cerca de él, mientras el toro raspaba la tierra con sus astas.
Albercas. Ese sol en la espalda. Ayer me acordé de todo ello. Y de comer hasta saciarse y de andar por todas partes con la menos ropa posible. Había un río En Las Estacas, uno de aguas heladas y profundas. Sólo metí los pies. Qué fría estaba el agua en realidad y a lo lejos se veía sólo un cerro y una pista de aterrizaje donde descendía en ese momento un avioncito pequeño, blanco, como un insecto.