Empiezo a limpiar mi cubículo. Guardo el poster del luchador, hurgo en las cajoneras para tirar lo que ya no necesite, esos papeles que uno va cambiando de lugar interminablemente sin saber aún la importancia de los mismos. Aún no me atrevo a quitar la calaca huesuda y amarilla que Heidy me regaló y que traigo en procesión desde el ILCE, ni mucho menos el cuadro que Yuri me regaló, cuadro pequeño, pero que ha estado en este lugar desde que llegué. Todavía hoy, tal vez con ánimo de no irme, pegué en una pared la portada de mi último libro, los cazadores de pájaros, que hoy me hicieron llegar vía mail. Es una portada muy bonita, negra con cuadros anaranjados secos. Aún no puedo creer que este año saliera un libro más y sobre todo, que fuera a pedido. Los cazadores de pájaros es una novela de 160 cuartillas escrita de febrero a julio, además de las batallas que salió de marzo a abril y ahora está esperando en el cajón. Pero aún no quiero irme, pero también ya es hora. En fin. Ojalá quien ocupe luego este lugar, escriba tanto como yo lo hice o de menos, vaya a todos los cursos y conferencias.
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1 comment:
Oiga, felicidades por el Salvador. Saludo
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