Monday, December 06, 2004

Apologéticas

Me gusta el Distrito Federal. Eso es un hecho. Del Distrito me gusta su clima, su aroma a tierra fría por las mañanas. Me he hecho aficionado a sus quesadillas con queso, al atole de maíz azul por las mañanas y a su arquitectura. Nada disfruto tanto como sentarme en la baza que sostiene al caballito de Carlos V y ver frente a mí al Palacio de Minería, luego Correos y saber que atrás de mi se yergue el MUNAL.

Sin embargo, no soy hecho de estas tierras. Yo soy de Monterrey. No sé dónde leí que el optar por los regionalismos en una forma un tanto decadente de pensar, o una manera de encerrarse a las posibilidades del Mundo. Pero no me importa. Cómo me gusta ser de Monterrey. Cada ciudad tiene su estigma, su forma particular de arrear a su gente y marcarla. Aquí van las mejores cosas o sensaciones que me gustan de Monterrey sin orden de importancia.

  1. Ir en un camión de la ruta Moderna mientras baja por la calle de Arteaga rumbo a Félix U. Gómez, depreferencia sentado junto a la ventana y con la ventana abierta.
  2. Ir al cine Rally, ordenar uno jochos con frijoles, ponerles queso amarillo y entrar a ver una película pasada de estreno.
  3. Puede ser una locura, pero cómo me encantó darme cuenta de mi provincianismo cuando vi de noche el puente atirantado desde la prolongación de Morones Prieto.
  4. Las noches en el barrio antiguo son inmejorables. Vas por las calles cerradas a la circulación y sabe a tanto al juventud que intenta entrar a los bares donde se emborrachará, agasajará y vomitará sus tristes problemas.
  5. Me gusta mucho caminar por la calle Madero en la noche. Pasar de largo por Zuazua, Dr. Coss y llegar hasta los tacos de Madero.
  6. La casa de la cultura con su vagón me trae recuerdos de largos años con talleres y presentaciones de libros.
  7. Nada como una carne asada en el patio de un amigo o en el patio de mi casa mientras todos andamos ahí, de un lado al otro, con el taco en la mano y al cerveza en la otra y te sientas y sabes que todo está bien, estás en casa.
  8. El calor es nefasto pero a veces sin ese calor no seríamos regios.
  9. Me gusta la calle que pasa por mi casa, cuando bajas desde Ruiz Cortínez y se ven a lo lejos las chimeneas de Fundidora, el horno No. 3 y la chimenea No. 1. esa que Montenegro inmortalizó en los vitrales del Aula Magna.
  10. También disfruto mucho ir por Ruiz Cortínez en la noche rumbo a la casa.

En fin, se me fueron las ganas de escribir.

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