Sunday, June 04, 2006

La fiesta de los 29

Llegamos O y yo a la unidad habitacional donde vive Vicente y lo encontramos en los pasillos con un garrafón de agua, vacío, al hombro. ¿Todavía no llega Saravia y los demás?, le pregunto y me dice que no. Pero qué raro, si salieron en su coche como desde hace una hora y cuarto. Pues aun no llegan, pigre, me dice como les ha dado a él y a Hinojosa decirme, después que Hugo Hiriart dio unas charlas en la Fundación y sacó a relucir semejante palabrita: piger, más bien.
Caminamos hasta la pequeña tienda de Conasupo que está en la unidad nos aprovisionamos de comida y más cosas. Más tarde, casi a las ocho y media, llena Boone e Hinojosa. Entre todos jugamos al dominó cubano y platicamos de escritores jóvenes, de libros y de política. Nada serio, en realidad es la plática mientras acomodamos las fichas. Casi a las nueve, dos horas y media después que salieron, llegan Saravia, su mujer, Mijail, su mujer, Karla y Edith. Apenas mi miran, todos me ultiman con la mirada. Gracias, Toño, por el croquis. Yo: pero si estaba bien claro. Ajá, dice Edith. Me cuentan entonces que tomaron una calle que no era y le tuvieron que dar una vuelta terrible al periférico. Pobres, me los imagino cansados, mentándomela mientras ven como el tráfico se vuelve más compacto pero aún así, dispuestos para la fiesta.
Más tarde llega Eduardo, Yuri, Nancy, Silvia, El Bato, Luisa, Tatei, María, Lobsang, Laia, el novio de Karla y un pareja amiga de ellos y Efraín y Grace y César y un compañero de su oficina. Así la fiesta avanza, se detiene en el pasillo, se atiborra la gente en la cocina. Afuera llueve y ni nos damos cuenta. No hay canción de cumpleaños pero estoy muy contento. A cada rato me detengo y abrazo a mis amigos y les digo que qué bueno que vinieron. Ellos nada más sonríen. Nada más dicen salud. En una esquina hablan de literatura (es inevitable), en otra cuentan chistes, en otra más, se habla de mecánica y física cuántica. O se va a dormir casi a la una, con los incipientes ataques de una migraña.
Le vamos a amanecer, me dice Hinojosa y yo digo que sí pero ya siento que no llegaré a esa hora. Estoy cansado. Pasarla bien también cansa. Vicente ha sido un anfitrión excelente. Yo no quería hacer mucho escándalo pero caray, al final me convencieron (y no estaba muy reacio a no ser convencido) Cada media hora iba a ver a O y me decían: cada que sales de ese cuarto llegas más despeinado. Nada más asentía y disparaba abrazos a diestra y siniestra o cantaba o decia salud.
¿Cuándo se fueron todos? No lo recuerdo. No contaré, y corto abruptamente esta reseñita, sin decir nada del lavabo, ni del: ¡To, levántate!, ni del riopan, ni del GEA. Como dice y me dijo María Lebedev en una entrevista: No me sale escribir más. Sea así, entonces.
Y ya mero llega el 30 de junio y el 4 y 5 de julio. A mitad del año, justo, sigue lo bueno.

3 comments:

Anonymous said...

Andale mensis, ya cuenta como acabaste¡¡¡¡¡ dilo.. que lo diga¡ que lo diga...BESOS.

Anonymous said...

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Anonymous said...

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