Monday, February 16, 2009

Es curiosa la sensación de terminar algo, y por algo me refiero a un libro, un libro de cuentos, novela, lo que sea, pero darle al libro un ceremonioso listón con la palabra FIN, aun y cuando sea indudable que ese libro aún necesita mucho trabajo, pero que, de alguna manera u otra, todo lo que tenía que contarse, el fin, la tensión perpetua entre los personajes finalmente se desahoga entre ellos y en la relación que ellos guardan con quien los escribe. Este fin de semana terminé Ixel y eso me pone contento: es como liberarse de algo que estaba ahí, de esos personajes que tal vez necesiten de más páginas para ser contados junto con la aventura de este barco sagrado. Aún hay cosas en las qué trabajar, pero espero poner bien el listón y que quede bien junto a sus hermanas de género de Los cazadores de pájaros y la próximamente Reptiles bajo mi cama. Así que hoy hay que celebrar o más bien el viernes, el viernes hay que celebrar. Habrá fiesta, no por terminar una novela, no, no, sino por el Anti-amor. ¿Qué es eso? El estado natural de nuestro país. A poco no.

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