Friday, November 12, 2004

Este es mi sitio

Tal parece que somos seres de reacción. Necesitamos una acción para contrarrestar otra. La idea no es mala, ni nueva, sino muy vieja. Ahí está la tercera ley de la dinámica de Newton que dice que a toda acción o fuerza siempre corresponde una reacción. Tal vez estoy esperando las reacciones a este blog que se vean en los comentarios, pero en fin, nunca he sido un ser enteramente social.

Ayer fue día de crisis y malestar. Inició desde la noche del miércoles cuando Parra compartió una noticia que alteró nervios y envidias. Y aunque mi reacción a la noticia fue muy visible (aún no aprendo a dominar mis expresiones faciales) fue al día siguiente cuando en realidad lo sentí. Era un tontería mi reacción y lo sabía, pero faltaba comprenderlo. Gracias a una pequeña charla con Daniel le di una luz distinta a las cosas.

Así que llegué a la casa con mucha hambre pero con comida lista y primero, lo primero, es comer. No digo abarrotarte las tripas y el esófago, simplemente abrir la boca y comer algo rico, masticar despacio mientras el rumor de tu estómago se apaga lentamente. Luego, dormir. ¿Han dormido al menos veinte minutos en la tarde con las persianas bajas? Pues eso hice. Me dormí, me estiré sobre la cama, me puse en posición fetal, subí las piernas a la pared y me ganó la risa.

Como a las cinco, finalmente, encendí la lap, subí el techo del escritorio, miré en la pared las fotos de mis amigos y amigas. Ahí estaba Toscana medio sonriente en la foto que El Universal le tomó cuando vino a publicitar "Duelo por Miguel Pruneda". Ahí estaba Claudia en La Tobara, Janell, Lila y yo en el Museo, Claudia Suarez afuera del Luxor en Las Vegas y Elida sentada en el sillón en casa de Ana Mercedes. Así que me puse a escribir, a corregir el libro de Todos los días atrás y no me levanté hasta las nueve y media de la noche, después de darle vuelta al soundtrak de The cook, the thief, his wife and her lover, al disco de U2, al de Glenn Miller y a Moby.

Los cuentos volvieron a sorprenderme a veces pero más me gustó encontrarle errores nuevos, sentidos en las oraciones que eran raros. Cuando estás muy cerca de tu creación es a veces difícil encontrar los errores. De todos, dediqué el cuento de Todos los días atrás a Mónica Lara, la flaquita, como dice en su messanger. A fin de cuentas ella le dio la idea final y el final al texto, y yo sólo lo escribí. Ver las Nubes me sigue gustando por compacto y simple al igual que los otros. Creo que he escrito un libro modesto y sin pretensiones de ningún tipo y eso me agrada.

Al final, ya, preparado con los pants guangos, la camiseta que dice: Tomen Pulque, los calcetines lustrosos de sucios, puse a Héroes del Silencio. Cómo canté y casi grité la de Perdido estoy en la prisión del deseo junto a tí y Este es mi sitio, esta es mi espina, Iberia sumergiiiiiiiida, tus rumores clandestinos y finalmente, he oído que la noche, es pura magia y que un duende, te invita a sooñar. Pero de todas me gusta más la de la prisión del deseo. Así acabó el subi baja del día. Hoy es viernes y este es mi sitio y mi tiempo y esta es mi espina.

1 comment:

Danielo said...

Es excelente ver como un buen amigo despues de caer, se levanta de nuevo. Sigue luchando, los frutos vendrán después.
Saludos
DS