Abajo, en el cuarto piso, hay una discusión sobre en qué épocas nos habría gustado vivir. Alguien quiere ir en un trirreme por el Egeo, otra ser Cleopatra, uno más vivir en la década de los sesentas en Francia. Cuando me preguntan no dudo en decir: ser un persa en las cortes de Persépolis y Ectabana, ser un inmortal en la marcha hacia Sardes. Pero luego, ya mientras subo al quinto piso me quedo pensando y no, esta muy bien la época en la que vivo.
Los grandes pasos de la tecnología actual imagino que serán como balbuceos dentro de cuarenta años, (si es que vivo cuarenta años más) pero, para mi mundo, este mundo, me parecen sorprendentes. El celular, aunque no lo utilizo, me parece un aparato mágico. El internet es como una nueva forma de renacimiento italiano o de enciclopedismo Francés. Qué habrá pensando Diderot, D´Alambert y Voltaire cuando empezaban sus tomos de la Enciclopedia si supieran lo que ahora existe de forma virtual.
Me gusta también el rudimentario nivel que la medicina ha alcanzado desde las sangrías medievales pasando por la gastrocámara y nuestras actuales cirugias de corazón abierto pero imagino que todo eso quedará obsoleto en varios años más.
Si hubiera vivido, ya no en la edad persa, sino en la medieval, no tendría acceso al placer de la bicicleta, ni a los servicios hospitalarios. Claro, tampoco habría los males que vienen con el bien, pero caray, sería fabuloso vivir en una época donde sabemos la fisión nuclear y donde podemos enviar una sonda que atraviese siete años el espacio para dejar caer otra sonda en una luna de Saturno. Y de libros y obras, mejor ni hablar. Cómo sería la vida actualemente sin el llanto, sin la obra de basquiat, sin la lucidades de Saramago, o el realismo mágico de Garcia Márquez, sin Borges.
Yo sí mataría por haber podido leer al mejor premio nobel del 2065, o por haber podido ver el momento cuando el primer hombre llegue a Marte o cuando la nanotecnología podrá limpiar nuestras venas o cuando la gran fusión nuclear al frío sea posible como imagino que alguien atrás de mi podría haber matado por ver las Torres Petronas. ir en un avión, escuchar a Megadeth y los Beatles, comer nieve y subir por teleféricos.
La vida actual está formada de tantas pequeñas maravillas y milagros tecnológicos que al mismo tiempo son tan efímeros que serán desbancados en pocos años. Quién sabe qué novelas y poemas nos deslumbraran con el paso el tiempo, ni qué sorpresa tecnológica dejará de ser eso para convertirse en parte de nuestra vida, pero esa certeza de seguir en este tiempo aún al borde de la quimera, la piedra filosofal, el huevo de oro y al mismo tiempo de pensar en la inteligencia artificial y la conquista de la salud, mas no de la inmortalidad, me parece sorprendente. Así que este es para mí el mejor tiempo de estar en la vida, cuando las distancias, tiempos y dificultades se han acortado, pero no por ello siguen siendo distancias, tiempos y dificultades por romper.
Sobre los males. Siempre los habrá pero siempre tendremos la utopia. La Utopia no cambiará nunca.
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