Friday, October 08, 2004

About weddings

"Yo no lo sé, de cierto, lo supongo, que un día un hombre y una mujer se van quedando sólos, solos se conocen, se unen." Algo así dice Sabines en uno de sus libros. Me parece una sentencia verdadera pero no una sentencia justa (versos, dirían los demás, versos).
Pero la gente se casa. Andamos ahí, solitarios como nacemos, y un día, sin que uno se de cuenta, comienza toda la maquinaria del amor, feromonas, alma, etcétera y empezamos a contemplar la broma primero, el miedo después, la duda más adelante, la certeza final, de que hay que esa mujer a tu lado, ese hombre, es con el que te vas a quedar, con el que vas a dormir y despertar y llorar y reir en resto de tu vida. Yo no sé cómo es que terminamos pensando eso a fin de cuentas, pero ahi estamos luego, en los preparativos, ensayos, en el cotejo de presupuestos, en la búsqueda de viejos amigos y amigas. Ahí estamos despúes en las despedidas, en el nervio, en no dormir la noche anterior, en la terrible decisión de las invitaciones. Por que luego pasa que no se casa uno o una, no, para nada. Te casas tú y toda tu familia. El hermano busca su traje, la hermana el vestido. Rebuscan en el alhajero pendientes y collares. La madre y el padre lloran secretamente en los rincones o hablan en secreto en las noches pensando que su muchachito o muchachita, se va a casar.
Y al día siguiente es el orden o al crisis: aguardar la llegada de la novia, oir el llanto del sobrinito o hija que se aburre, el paso nupcial, las sonrisas, la prisa. Luego sucede que el día de la boda resulta ser el más efímero del mundo porque lo vives aprisa, aprisa, corriendo de un lado a otro.
Yo no me he casado. Pero muchos amigos y amigas sí. Yuri expuso una película flash el día de su boda donde hablaba de su amor por Nancy. Parra y Claudia tuvieron más de treinta testigos cuando se casaron en aquella casa por el Desierto de los Leones. Josué y Laura andaban más nerviosos que ellos mismos e incluso, al final, tuve que manejar el auto de él porque no había pensado quién se lo iba a llevar. Héctor andaba todo nervioso cuando se casó con Chelis y recuerdo que ni le salían los pasos pero ah como bailaban todos los hijos de mi tía Mite en la pista: bien apertrechados con sus sombreros, hebilla comalera y botas con punta de plata para que se viera más finol. Cuando Irazema se casó la boda se retrasó porque antes, en la catedral, hubo un bautizo. Diana y Mario, en cambio todo tuvieron en orden y recuerdo cómo bailaban y cómo ella lo miraba mientras iban de un lado a otro en la pista. Mi tío Vidal, al casarse, le cantó una canción de amor a mi tía Silvia y mi tío Ruben anduvo baile y baile en día de su boda en el rancho mientras mi tía Lula descansaba del tratongo. No fui a la boda de daniel de la Fuente pero sí a la Gerson y por otro lado, cómo me hubiera gustado ir a la boda de mis padres, (habría sido socialmente negativo si efectivamente ya estuviera ahí para cuandose casaron).
Bodas, bodas, bodas. Inicio de una vida, fin de otra. Sólo puedo decir que hoy es viernes. No es el fin de semana lo que inicia. No es viernes social lo que esperamos. No. Lo que esperamos son todas las filas de carros nupciales, todo el desfile de pasarela en la iglesia, toda la felicidad contenida en las mesas. Hoy, que los novios y novias tomen por asalto sus iglesias, salones de baile, estudios de fotografía y que llenen las calles de novias y hombres vestidos de frac. Que lo hagan y ya. Esa también es una forma de ganarse el cielo.

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