Soñé anoche algo que me mantuvo después despierto en la madrugada. Estaba en un centro comercial gris y tenebroso. Pero el mundo era así, algo dentro de mi psique me decía que el mundo era así. Mientras iba de un lado a otro, viendo los aparadores, llegué a una esquina del centro comercial. El local tenía forma de cuchilla y vendía ahí maquinitas de juego y pequeños boliches para instalar en casa. Yo me sentaba en uno y empezaba a jugar. Luego, de la nada, aparecían Elida, Lalo y Lili. Elida quería ir al baño y entró a una tienda pero yo le dije: ni entres. Ahí no hay baño. En otro sueño estuve aquí y batallé mucho. Después, Elida y Lili comenzaron a probarse unos sostenes y me decían: cómo se ven. Yo miraba. Elida se veía muy bien pero Lili, siempre Lili, se tapaba pudorosa. Cuando compraron decidieron que era momento para hacer una fiesta. Eso lo dijo Ana Mercedes y ya Lili había desaparecido. Orale, le dije, pero tengo que estar antes, a las cuatro y media en la editorial planeta para una entrevista. Me decían ellas: no vayas, no vayas, mejor vente a la fiesta y ya ahí, dentro del centro comercial Lalo me decía salud empuñando una caguama. Díganme dónde es, les dije. En el rancho, dijo Ana. Ok. Así que tomé un taxi porque quería irme a la casa a bañarme y cambiarme de ropa. El taxista no era otro más que el Güero, un taxista vecino de la casa de mi abuela en Monterrey. Entramos a una calle como bombardeada con bloques, bultos de cemento, varillas y cascajo. Es que estoy construyendo, me dijo el Güero y entonces ví que estaba sentado en un montón de tierra dentro del taxi. Luego, cuando salimos, intenté ver la hora y supe que iba tarde. Entonces apareció Miguel, el esposo de Ana. Sí vamos a llegar, Toño. Pero nos bajamos del coche y atravesamos una escuela con sus maestras lindas y cuando salimos Miguel me dijo: Todo esto es la ciudad de los niños del padre Pío. A mí me daba miedo porque sabía que más adelante, sobre una cima, estaba un aeropuerto y después del aeropuerto un tren rápido que se metía a un lado y salía por el cerro de la silla. Y cuando pasamos más adelante, ahí estaba la torre de control y luego vimos el tren sumergirse en el agua. Pero íbamos tarde. No importa, dijo, Miguel, mira. Y sacó un reloj de trenes maravilloso, doradas sus formas, límpidas sus manecillas. ¿A qué hora quieres llegar? Pues como a las tres, le dije, para bañarme e irme a la cita. Miguel oprimió un botón del reloj y aparecimos en la casa justo a esa hora. ¿Cómo lo hiciste? le pregunté. Es un reloj del tiempo. Quiero uno. No, no puedes. Hay muy pocos. ¿Vas a ir a la fiesta? le pregunté a Miguel. Ya sabes que no, ni Lalo va a ir. Ahí fue cuando desperté.
Lo primero que pensé fue esto: el viaje del tiempo es posible, lo dice Einsten y su teoría hasta ahora no ha sido refutada. Pero, como la materia sólo puede ocupar una línea de espacio tiempo a la que está predestina, al momento del viaje, debe de ocurrir un vórtice en el cual toda la materia del viajero se traspasa y se unifica. De esta manera, el viajero sólo puede existir en el salto o en el tiempo y todos los él pasados y futuros desaparecen mientras esta materia se encuentre fuera de su línea. De la misma manera, no se puede regresar a un tiempo futuro para solucionar las cosas como en las películas. Es imposible porque siempre, siempre, el viajero debe de regresar al mismo presente del que salió; de esta manera el viaje en el tiempo es un círculo perfecto.
Algunas explicaciones.
- el juego de las maquinitas y el centro comercial no son otra cosa que el Mercado Fundadores en Monterrey, nicho sagrado, catedral empotrada de los movimientos hard core de Monterrey.
- Elida y Lili son de mis mejores amigas. Elida es como un espíritu libre, Lili no lo es tanto aunque ella jure y perjure que sí.
- Elida y Lalo son esposos. Ana y Miguel también.
- Ana me dijo ayer que había qué hacer una fiesta en su rancho; una como aquella que me organizó el septiembre. Yo le dije que sí. Me apuntaba.
- El güero en realidad soy yo. O es mi hermano. La casa es construcción es mi casa en Monterrey donde en estos días ponen una loza.
- La escuela del padre Pío, el aeropuerto y el tren que se mete al agua vienen de tres imágenes del día de ayer: me acordé de la ciduad de los niños que cito en uno de los cuentos que mandaré al latinoamericano, el aeropuerto fue porque se me quedó muy grabada la imagen de los aviones en la noche dando vueltas sobre el cielo del D.F. mientras esperaban aterrizar, el tren que baja al mar es una imagen estilizada del metro de la línea B que baja de una estación aérea a una subterránea.
- El reloj del tiempo es un asunto que me mantiene muy interesado aunque físico no soy y la entrevista en planeta es la entrevista en planeta donde espero salir con algo de trabajo.
- que Miguel me diga que ni él ni Lalo irán a la fiesta no es más que una certeza: Ni Miguel ni Lalo siguen con Ana y Elida.
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