El viernes y sábado fui a Valle de Bravo a cubrir el entrenamiento del equipo de natación de Sport City que intentará (y seguro lo logrará) cruzar el canal de la Mancha a mediados de agosto. No un cruce cualquiera (aunque uno sería, por sí solo, una hazaña), sino un cruce cuádruple en relevos. La cita fue, como dije, en Valle de Bravo. La luna llena fue un marco ideal para estos seis nadadores por los que siento una estima inusual. Además, no se trata de un simple cruce: sino que también tiene una fuerte carga social: apoyar con una operación para niños que nazcan con labio y paladar hendido. Un kilómetro nadado: una operación donada para uno de estos niños, que se estiman, son uno por cada 566 bebés.
El entrenamiento, bien. Lo divertido fue departir con el mundo de los reporteros. Me recordó de inmediato el mundo de los escritores. No recuerdo sus nombres, pero había una reportera de Record a quien, después de alabarle el periódico, se dedicó a ignorarme completamente. Se le veía ufana y segura. El reportero de Televisa era muy divertido y hacía con los nadadores lo que quería. En una obligó a los pobres a decir: "por un cruce exitoso, todos con televisa deportes." Me pregunté si Televisa deportes donará algo de dinero para alguna operación. Yo hice migas con los chicos de radio, un poco con los de otras revistas y ya.
E insisto. Me sentí como en un encuentro de escritores en el cual todos le tiran a los poetas (el de Televisa en este caso). Se criticaban notas, desplegados, notas cubiertas, se reían a gusto de otros reporteros, hacían trizas a una chica de televisa que cubrió el superbowl (su mejor entrevista fue la que le hizo a una tanga en una tienda de souvenirs) o bien, se comían a otros ilustres personajes del medio. Yo estaba muy divertido, a salvo del veneno, pero recordaba cuando entre amigos o desconocidos, me entero que le tiran a un escritor joven porque se promueve, o al último que hizo una antología de poesía, o al último ganador de un premio literario o lo pésimo que escribe uno que ya tiene un par de libros... etcétera, etcétera, etcétera.
Reporteros A.C. El sentido de competencia entre ellos es muy alto. Todos saben que sus notas no pasarán en ninguna memoria colectiva. Todos saben que al leer una nota, en el último que piensas es en quien la escribió, pero aun así algunas se comportaban como si sí lo fuera.
Fue una buena noche y una agradable experiencia. En el fondo me dieron un poco de simpatía. Sí. Claro. Ellos también se creen los salvadores del mundo, los más inn en lo inn, lo seguros conquistadores de la gloria.
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